Edgardo Aragón, desde Oaxaca

Seis fotografías, tres videos y una instalación, Matamoros, componen la muestra “Desde Oaxaca”, que el joven artista mexicano Edgardo Aragón presenta en La Fragua del Espacio de Promoción del Arte en Tabacalera hasta el próximo 4 de mayo.

Aragón se ha servido de esta diversidad de formatos para ofrecer su visión de la complicada situación de las zonas rurales de México y de sus problemas, fundamentalmente el abandono de la población, en busca de mejores condiciones de vida en las ciudades, y el control de los recursos naturales por parte de las grandes empresas multinacionales.

El artista, que nació en la propia región de Oaxaca, retrata a sus habitantes resignados, desesperanzados, sin aparentes fuerzas de luchar para mejorar su situación, e inmersos en una atmósfera de violencia que han conocido desde su niñez.

Sus imágenes, que en ocasiones evocan las pinturas del paisajismo romántico del siglo XIX, dan fe de la increíble belleza de los paisajes mexicanos en contraposición con la sórdida realidad de los habitantes de los pueblos de Oaxaca y, por su valor simbólico, conforman un universo visual contemporáneo heredero del realismo mágico latinoamericano.

La pieza que vertebra la exposición es la citada videoinstalación Matamoros, en la que Aragón nos muestra la historia real de Pedro Vásquez Reyes, quien recorrió junto al artista el trayecto que aquel realizaba cuando traficaba con drogas.

Licenciado en Artes Plásticas y Visuales por la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado de La Esmeralda, Edgardo Aragón participó en 2008 del Programa de apoyo a la producción de arte y medios del Centro Multimedia en el Centro Nacional de las Artes y, también ese año, fue seleccionado por el Programa Bancomer-MACG. Arte Actual, formando parte de la exposición colectiva en el Museo de Arte Carrillo Gil en su más reciente edición.

Los fenómenos sociales y las fluctuaciones políticas o el desarraigo cultural son algunos de los temas que ha abordado con su obra, que apuesta por la indagación permanente.

La experiencia intimista que sus acciones, instalaciones y videos ofrecen implica un desmoronamiento de lo habitual y de la vertiente segura de lo cotidiano.