Del todo imposible: la memoria de la Sala de Arte Joven

El pasado verano de 2019 conocimos a los ganadores de la undécima edición de la convocatoria Se busca comisario, puesta en marcha por la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid para impulsar el desarrollo de modelos curatoriales que den visibilidad a la creación emergente y faciliten el acceso de los comisarios jóvenes a la esfera profesional. Se trataba de Anne Françoise Raskin y Víctor Aguado, que ya presentaron entre enero y marzo su propuesta “Una imagen que no duela ni cueste mirar”, colectiva dedicada a las muchas caras de la noche madrileña, y de Christian Fernández Mirón.

El proyecto de este último puede visitarse, a partir de mañana, en la Sala de Arte Joven de la Avenida de América y lleva por nombre “Del todo imposible”: aborda las posibilidades de hacer memoria, o de imaginar un retorno, en relación a las propuestas expositivas y actividades organizadas en ese espacio, la Sala de Arte Joven: muestras y eventos necesariamente fugaces, en parte por su vinculación (vocacional) con lo emergente.

Plantea Fernández Mirón si es posible recoger las pasadas historias que cobijó este centro, cuál es su potencial más allá del tiempo en que tuvieron lugar y por dónde empezar a vertebrar esa tarea; y lo hace a partir de la creación, el comisariado y la mediación. En lo relativo al primer ámbito, su propuesta cuenta con una decena de intervenciones realizadas por artistas que han trabajado a partir del pasado (conocido o desapercibido, material e inmaterial) de la Sala en sus casi tres décadas de apertura.

En lo invisible ha buscado reparar Miriam Fernández Lara, arrojando luz sobre los estratos de la memoria; Jordi Ferreiro se ha fijado en el confeti que ha quedado en su sistema de ventilación, oxigenándolo, y Mateo Maté, que hace mucho que ya no es artista emergente pero en su momento sí pasó por este espacio como tal, desvelará incidentes llamativos y curiosidades que pueden adquirir el valor de símbolos.

Clara Moreno Cela, por su parte, incidirá en una videoinstalación en la imposibilidad de espacios y personas de ser una sola cosa; GVIIIE exhibe un mural tan monumental en su formato como efímero, porque las paredes del centro volverán a su estado original cuando desaparezcan sus pinturas callejeras y Desmusea ha creado un peculiar libro de visitas explorando vías actuales para la participación y el retorno.

Onyx nos propone viajar al futuro, a la fecha en que la Sala de Arte Joven cumpla 35 años (la edad límite de participación en la convocatoria Se busca comisario); Antonia Viau ha elegido plantear un viaje sonoro y, por último, Miguel Ángel Rebollo ha querido investigar, dibujo mediante, lo que entendemos por arte joven y qué opciones quedan cuando la etiqueta pierde sentido.

En lo relativo a la mediación, coincidiendo con esta muestra, AMECUM (Asociación de Mediadoras Culturales de Madrid) ha planteado disponer en este centro un espacio dedicado a la colectividad a través de dos proyectos llegados del pasado: carteles confesionales del taller El canto punzante, con Judit Vidiella y Oriol Fontdevila, y una residencia de plantas (se invitará al público a traer la suya con la promesa de que será cuidada). También completarán “Del todo imposible” una publicación (que ha sido imposible de acabar) y diversas actividades: visitas dinamizadas para grupos, performances a cargo de Onyx y Moreno Cela, encuentros con Mateo Maté y con el comisario, grupos de aprendizaje, conversatorios… Podéis consultar el programa aquí.

 

“Del todo imposible”

SALA DE ARTE JOVEN

Avenida de América, 13

Madrid

Del 9 de septiembre al 1 de noviembre de 2020