De Gagosian en Gagosian por una obra de Damien Hirst

Damien Hirst. Spot Painting, 1986
El británico regalará uno de sus trabajos firmado a quien visite cada una de las exposiciones que todas las filiales internacionales de la Gagosian Gallery dedican a sus Spot Paintings

Nueva York, Los Ángeles, Londres, París, Roma, Ginebra, Atenas y Hong Kong, 12/01/2012

Todas las sedes internacionales de la Gagosian Gallery (en Nueva York, Los Ángeles, Londres, París, Roma, Ginebra, Atenas y Hong Kong) se unen a la celebración del cuarto de siglo de las Spot Paintings de Damien Hirst con la apertura en cada una de ellas de muestras dedicadas a esta serie de pinturas que se inauguran de forma simultánea hoy.

La mayoría de las trescientas piezas que componen las exhibiciones (concebidas como distintas secciones de una única exposición individual) han sido cedidas por coleccionistas particulares e instituciones públicas. Cerca de 150 prestadores de una veintena de países han colaborado con el proyecto. El contenido de cada una de las muestras ha sido elegido en función de criterios socio-culturales, prestando especial atención a las características particulares del posible público de cada localización y a la personalidad propia de cada galería.

Podrán verse la práctica totalidad de las Spot Paintings que Hirst y su equipo de asistentes han elaborado entre 1986 y 2011, desde las piezas más pequeñas hasta las más monumentales. En cada una de ellas, los lunares que las constituyen tienen siempre el mismo diámetro y su color nunca se repite.

Acompaña al proyecto de la Gagosian la publicación de un catálogo que reúne ilustraciones de la totalidad de estas piezas y el lanzamiento de una aplicación para iPad que permitirá, de forma más interactiva, profundizar en el conocimiento de esta serie. Este proyecto expositivo, internacional e innovador al no tratarse de una muestra itinerante, sino de una única muestra que sólo puede contemplarse en su totalidad al visitar sus diferentes secciones en las salas de la Gagosian por todo el mundo, precede a la gran retrospectiva dedicada a Damien Hirst que la Tate Modern abrirá al público en abril de este año.

El cierre de las exhibiciones en cada una de las sedes no se producirá exactamente en la misma fecha, pero todas finalizarán a mediados de febrero. El espectáculo está asegurado (para muchos, la iniciativa en sí ya lo es), pero la lluvia de críticas, también. Según Richard Dorment, del diario británico The Daily Telegraph, estas obras son increíblemente aburridas; considera que inundar con ellas la Sala de Turbinas de la Tate produciría un extraordinario impacto visual, pero no comprende el propósito de mostrarlas en todas las salas Gagosian.

Damien Hirst. Zirconyl Chloride, 2008        Damien Hirst. Myristyl Acetate, 2005

Hirst conoce ya sobradamente las mieles y hieles de la polémica y sabe que hay quien considera estos trabajos un insulto a la pintura tradicional.

Los responsables de la Gagosian Gallery están seguros del éxito de este proyecto “multimuestra”, sabedores de que las Spot Paintings han pasado ya a formar parte de la cultura popular y del vocabulario visual contemporáneo: han aparecido en ropa, coches y vallas publicitarias y el propio Hirst decoró con ellas un barco que cruzó el Tamesis entre la Tate Modern y la Tate Britain.

Se desconoce qué precios alcanzarán las Spot Paintings en su venta internacional, pero, en subastas celebradas hasta la fecha, se han adjudicado por entre 100.000 y 1,8 millones de dólares dependiendo de su tamaño.

De los 300 lienzos de Hirst que podrán verse en Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Suiza, Francia, Grecia e Italia, el controvertido artista (recientemente objeto de las críticas de David Hockney) reconoce haber ejecutado personalmente sólo cinco; el resto son obra de sus cualificados asistentes. Actualmente emplea a dos de ellos en el diseño de una obra que contará con dos millones de pequeños lunares y que podría tardar en ser finalizada nueve años. La razón de esa descarga de funciones de Hirst en sus colaboradores, en este caso concreto, no obedece sólo al mérito de sus ayudantes, también a que una única persona sólo podría pintar una pieza así durante quince minutos: si ese tiempo se prolonga, tendría problemas de visión (y puede que mareos).

Se trata de pinturas de espíritu aparentemente alegre, optimista, despreocupado, pero bajo ellas residen interrogantes: ¿el espectador debe centrarse en la contemplación de cada uno de los lunares o de su conjunto? ¿Puede considerarse el conjunto de estas pinturas como un todo o cada una de ellas conforma una unidad?

Un aliciente para quien viendo estas interminables series de lunares a lo largo y ancho del mundo pueda sentir hastío: los visitantes que acrediten haber contemplado las once muestras mediante un carnet que se irá picando en cada sala, a modo de abono de transporte, recibirán una edición de una de las Spot Paintings dedicada y firmada por Damien Hirst.

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Damien Hirst

Untitled (Nick, Margot, Chris, India), 1999

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Damien Hirst

1-Bromododecane, 1996

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