Un año más, y con este son tres, la Fundación MAPFRE ha puesto en marcha el programa KBr Flama junto a diferentes instituciones dedicadas a la enseñanza de la fotografía en Barcelona: Idep, IEFC, Elisava, la Facultad de Diseño e Ingeniería y Serra i Abella. El objetivo de esta iniciativa es apoyar la labor de quienes emprenden una trayectoria ligada a la imagen tras culminar su formación, facilitando la exhibición de alguno de sus proyectos en el espacio KBr de la capital catalana, en este caso codo con codo nada menos que con Cartier-Bresson.
En esta ocasión, los autores seleccionados, escogidos por un jurado compuesto por Carles Guerra, Silvia Omedes y Arianna Rinaldo, han sido laura aranda lavado (en minúscula por elección propia), Estefanía Bedmar, Malu Reigal y Alain Rojas Pastor, todos ellos nacidos entre finales de los ochenta y principios de los noventa, en Cataluña salvo la murciana Reigal. La muestra de sus trabajos reúne ya proyectos que transitan entre los métodos analógicos y los digitales, el revelado experimental y la manipulación de imágenes videográficas o tomadas de archivos; en lo temático, han estudiado la memoria, tanto la familiar como la vinculada a objetos y territorios, así como las posibilidades de abordar el lenguaje fotográfico desde un enfoque a un tiempo personal y etnográfico.
El recorrido lo inicia Bedmar, licenciada en Periodismo y graduada después en Fotografía. Frente a su casa en Cerdanyola del Vallès se encuentra un antiguo vertedero, el de Can Planes, cuya superficie equivale a una veintena de campos de fútbol: oficialmente dejó de utilizarse en 1970, pero no se ha procedido desde entonces a la descontaminación de subsuelo, sino que los residuos tóxicos quedaron enterrados bajo toneladas de tierra. Aunque este área de la localidad barcelonesa resulta árida y aparentemente hostil, con vegetación creciendo sin control y tubos sobresaliendo en el terreno, para esta autora esos espacios tienen mucho de hogar: allí ha vivido las experiencias de su infancia y juventud; esa es la razón de que haya decidido resignificar estos lugares como entornos domésticos y privados, tan propicios quizá como cualquier otro como escenarios de vivencias.
Sus imágenes derivan del empleo de carretes experimentales y dañados y fotografías de archivo y del recurso del velado accidental, que sirven a Bedmar para evocar la degradación en los alrededores de este vertedero y también para ahondar en las dualidades que le suscita ese espacio, por el que experimenta a la par pertenencia y cierto rechazo.
Le toma el relevo en KBr laura aranda lavado, fotógrafa de Granollers que se graduó en Antropología Social y Cultural y se ha formado, igualmente, en gráfica publicitaria, fotografía documental y fotoperiodismo. Su propuesta se titula Yo también quise ser Robert Capa, pero no hacer sus fotos, y se nutre de una conversación de la autora consigo misma en torno a su modo de concebir la disciplina fotográfica: la considera un territorio de encuentro entre emociones, especulaciones y experiencias visuales. Su método a la hora de llevar a cabo esta serie ha sido la autoetnografía: ha partido del análisis de lo propio para avanzar después hacia el estudio de lo colectivo.
La quincena de imágenes que integran este fotoensayo son para ella artefactos-herramientas: proceden del archivo al que ha dado forma en los últimos veinte años, en un proceso de reapropiación que oscila entre lo conceptual y lo material, y cada una la contemplaremos impresa a una tinta sobre papeles de diferentes colores, con el fin de romper con la estética austera de las fotografías que normalmente se positivan sobre blanco. Se propuso dilucidar hasta qué punto podían ser tomadas como parte de un diario personal, como herramienta especulativa y documento social.
Malu Reigal, arquitecta que también ha estudiado fotografía y diseño, lleva a Barcelona Pan, pijo y habas, un proyecto muy ligado a sus orígenes: a la exploración de las relaciones de afecto que se generan en los entornos, muy masculinos, donde se crían y adiestran palomos de competición, una práctica en la que se han empleado su abuelo y su tío. A Reigal le ha interesado fijarse en el modo en que esos ritos, que se heredan de generación en generación, han dado lugar a identidades homogéneas y, a su vez, a la constante necesidad de cada individuo de desarrollar una especificidad dentro del grupo. En suma, ha atendido a las relaciones de estos hombres entre sí y con las aves.
Por último, Alain Rojas Pastor, graduado en Multimedia y máster sobre Vídeo y Fotografía Documental en el Idep, nos enseña Vestigia, un trabajo centrado en nuestras relaciones con los objetos a lo largo de la vida en el que partió de la recopilación de enseres de su madre y de las historias que los acompañaban. Recuerda este fotógrafo, nacido en Esplugues de Llobregat, que esas piezas, pese a su teórica humildad, pueden contener emociones y recuerdos, logrando, por momentos, que revivamos el pasado y ciertas conexiones humanas. Los que ha empleado para esta serie son muy diversos (pañuelos, peines, flores secas) y no ha excluido los restos biológicos.
KBr Flama’24
Avenida del Litoral, 30
Barcelona
Del 11 de octubre de 2024 al 26 de enero de 2025
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