En su última serie de pinturas, Darren Almond se refiere al tiempo en su doble condición de abstracción teórica y de realidad concreta en el marco de la cultura humana, y también alude a los números como signos que nos ayudan a hacer visible lo invisible. No solo cuantifican el tiempo, también componen el lenguaje de la economía, el de la codificación informática o el de la astrología.
Sus trabajos recientes son cuadrículas formadas por paneles rectangulares y representan dígitos fragmentados semejantes a los que vemos cada día en el paisaje urbano: en los centros de transporte, en horarios, señales y relojes. Generan un campo de formas parciales que parecen flotar a través de la superficie de las pinturas, emergiendo y desapareciendo, permitiendo que la percepción del espectador se desplace entre la presencia figurativa de los números y un espacio que se abre al inconsciente. White Cube Bermondsey los expone hasta el 20 de enero.
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