“Veo muchas películas y obras de teatro. También veo muchas obras de arte. Pero lo que es más importante para mí es leer el periódico, observar a mis niños, observar a los animales moverse en el parque, observar el tráfico – cosas que no están hechas para ser miradas. La puesta en escena social, como tal, es muy rica”.
Y, después de leer lo anterior, te invito a que dediques los próximos tres minutos a deleitarte con este extracto de Casi-Casa (créeme, pocas veces tres minutos son tan bien aprovechados).
Estas sugerentes palabras y delicada coreografía tienen la misma firma: el bailarín, coreógrafo y director artístico Mats Ek (1945, Malmo, Suecia) que, tras trabajar con el director Ingmar Bergman en los años 60, en 1973 se uniría al Cullberg Ballet, la prestigiosa compañía sueca de danza fundada por su madre Birgit Cullberg y de la que formaría parte durante veinte años. Una vez que hubo reinventado en 1982 el ballet romántico Giselle, versión que sería señalada por los críticos como el comienzo de una nueva época en la danza, el coreógrafo sueco haría lo propio en 1987 con El lago de los cisnes y, en 1992, con Carmen.
Considerado uno de los pilares básicos de la danza contemporánea del siglo XX, Mats Ek ha logrado asimismo crear un repertorio totalmente original que forma parte de las más aclamadas compañías. Buen ejemplo de ello es Casi-Casa, un trabajo que pudimos ver estos días en Sevilla y Madrid de la mano de la Compañía Nacional de Danza (CND) y que ha conseguido conquistar a público y crítica.
La historia tras Casi-Casa parte de la cotidianeidad: rutinas, frustraciones, encuentros y desencuentros
Representado por primera vez por una compañía europea (el estreno original lo realizó, en 2009, la compañía Danza Contemporánea de Cuba), la historia tras Casi-Casa parte de la cotidianeidad. Una puerta, una silla y un fogón ocupan la superficie creando un escenario que habla del hogar, un lugar de refugio pero también, según Ek, el espacio “donde más crímenes se cometen, donde hay más abusos. Es una tensión entre un lugar seguro y un lugar peligroso”. Rutinas, frustraciones, encuentros y desencuentros que Mats Ek ha representado con la asistencia en la puesta en escena de la zaragozana Ana Laguna, su pareja artística y esposa.
La música que acompaña a este trabajo está firmada por la formación sueca Fleshquartet, otro de los secretos que esconde Casi-Casa y que bien merece la pena ser descubierto.
Adicionalmente, Mats Ek y su Casi-Casa han supuesto una llamada de atención hacia el futuro de la danza contemporánea. Según el coreógrafo sueco se trata de “una prima pobre de las grandes artes escénicas. Primero está la ópera, después el teatro, el ballet clásico y, por último, viene la prima del pueblo, que es la danza moderna”.