La Galería Manuel Barbié de Barcelona revisa la historia del fotomontaje desde sus orígenes hasta la actualidad
Analizar la evolución del fotomontaje, procedimiento creativo consistente en la yuxtaposición de dos o más fotografías que surgió en el s.
XIX en su forma más rudimentaria pero vivió sus etapas de esplendor de la mano de Dadaísmo y Surrealismo, es el objetivo de la muestra “Cortar y pegar”, que se exhibe estos días en la galería barcelonesa Manuel Barbié y ha sido comisariada por Victoria Combalía. Los pioneros dadaístas de esta técnica, Hannah Höch, Raoul Hausmann y John Heartfield, trataron de combatir a través de sus fotomontajes, de fuerte contenido político o publicitario, la concepción tradicional de la fotografía como medio de reproducción objetiva de la realidad y del artista como creador, entendiendo que no hay en este arte verdad sino manipulación y que sus artífices son meros ingenieros o ensambladores. No obstante, pese a su elaboración aparentemente mecánica, estos trucajes fotográficos lograron ofrecer poéticos y delicados resultados, de resonancias oníricas o fantasmales. Posteriormente serían los surrealistas Hugnet, Max Ernst, Jean Arp y Miró, entre otros miembros del movimiento, quienes mayor uso hicieron de este procedimiento, al que bautizaron simplemente como collage, para transmitir sus personales ensoñaciones marcadas por el humor, el erotismo, la exaltación de la belleza femenina y la búsqueda de lo inesperado. Hay que destacar que tanto la mano como el pie fueron temas recurrentes en la producción fotográfica de los años 20 y 30: integrantes de la Escuela Bauhaus, el Constructivismo y el Surrealismo retrataron en numerosas ocasiones dichas extremidades bien por su capacidad de acción física o bien para mostrar su belleza intrínseca y transmitir atmósferas de deseo o misterio; en cualquier caso se convirtieron en objetos fetiche. El cuerpo desnudo, pero alterado y fragmentado por modernos procesos como la rayografía, sería también el centro de la producción publicitaria de Pierre Boucher, quien solía presentar estas fisonomías rodeadas de ruinas clásicas a cuyas formas podían asimilarse. En la exhibición podremos contemplar también los fotomontajes más urbanos de Paul Citroën y César Domela junto a los elaborados por el principal impulsor de esta técnica en Rusia, Gustav Klucis, ligados siempre al diseño industrial y la propaganda comunista.
Dora Maar
Mano sosteniendo dos piernas, 1935