Durante los últimos años, hemos asistido al inicio de una cierta concienciación en el mundo del arte respecto a la accesibilidad a las obras de arte para personas ciegas o con discapacidad visual. Para la gente que conforma esta comunidad informal, el tacto es la manera principal de adquirir información, acceder a una obra de arte y completar su imagen mental de un objeto. Cada vez más, los museos, los centros de arte y los espacios de arte público organizan visitas alternativas, basadas en la experiencia táctil, como touch tours (visitas táctiles) y handling sessions (sesiones de manipulación) en las que se utilizan réplicas, facsímiles, diagramas táctiles y estructuras con relieve diseñados específicamente para las visitas. En parte, la redefinición del enfoque de dichas instituciones ha sido el resultado de una admisión generalizada: hasta la fecha, el arte ha sido experimentado fundamentalmente de forma visual.
El tacto, a pesar de ser considerado un sentido esencial, ha permanecido disociado durante mucho tiempo de la experiencia del arte. Recuperar el contacto con nuestro ser táctil parece cada vez más necesario y, en algunos casos, los museos y los comisarios abogan por un marco no segregado para estas visitas alternativas. Todo el mundo, no solo las personas con discapacidad visual, parece disfrutar experimentando las texturas, el peso y el tacto de los objetos de arte o de las representaciones históricas. Estas visitas deberían estar abiertas al público en general.
Asimismo, los profesionales del arte se están adaptando a esta nueva situación y un número creciente de artistas visuales ha reorientado sus prácticas con el objetivo de poner a prueba nuestro sentido del tacto. El uso de materiales blandos en la escultura contemporánea, tales como la piel, el fieltro, la espuma, las fibras y la tela pone de manifiesto la determinación de rehabilitar nuestra sensibilidad háptica en el campo del arte. Para aquellos artistas interesados en empresas más militantes, el tacto puede ser una especie de arena política. A través del uso del tacto en su obra, estos artistas abordan directamente los problemas de accesibilidad por medio del uso de lienzos táctiles, del alfabeto braille o simplemente organizando su producción pensando en comunidades específicas con discapacidad visual.
La Shapereader Community Workshop será una clase formada preferiblemente por una comunidad establecida con antelación o un grupo mixto no segregado que incluya tanto personas con deficiencias visuales como participantes videntes. El taller se desarrollará mediante sesiones de dos horas en un entorno pequeño, íntimo y confortable, en la oscuridad. El objetivo del taller es doble: se alentará a los participantes a construir una narración de manera colectiva, aportando entre todos distintas partes de la historia que, finalmente, se entretejerán para crear un sencillo tapiz de acontecimientos.
El proceso es el siguiente: los fragmentos aportados se conectarán a través de una serie limitada de relaciones y se organizarán en acontecimientos secuenciados cuyas partes compondrán un guión mental, simple pero significativo. La historia puede o no reflejar preocupaciones colectivas, pero se sugerirá a los miembros del grupo que aborden cuestiones o temas que sean significativos para la comunidad. A continuación, se les entregará a los participantes un kit del repertorio de Shapereader: un conjunto de tableros de madera de pequeño tamaño en las que hay grabadas cincuenta formas diferentes.
En el transcurso del taller, los participantes aprenderán a dejar a un lado los estímulos visuales y a activar su sentido del tacto, empleándolo como herramienta de navegación a la vez que cognitiva. Aprenderán a leer, identificar y describir las formas a los otros miembros del grupo. Una vez que todo el mundo esté familiarizado con los diferentes tableros de madera, el grupo dividirá la historia en sus elementos. Después, se les atribuirán a las formas propiedades lingüísticas específicas y pasarán a ser tactigramas de las características específicas de la historia, con los que se crearán de forma simbólica correlaciones entre los personajes, acciones, afectos, escenarios, etc.
Seguidamente, las diferentes formas y sus grupos se organizarán en un panel de metal, siguiendo la secuenciación del guión definido previamente, lo que dará lugar a una instalación narrativa semejante a un muro. El objetivo del taller no es solo mostrar la expresión de la comunidad en una historia construida colectivamente a partir de los conocidos paradigmas de la “muerte del autor”, de la creación colectiva de narrativas o de la ambigüedad fundamental de la relación productor/consumidor en internet. El Shapereader Community Workshop ofrece el material genético en sí de un arte de contar historias, un repertorio de símbolos vacíos a los que, de forma reiterada, se les atribuirán otros significados y funciones de acuerdo con las necesidades, preocupaciones y problemas específicos de cada comunidad.
IMPARTE:
Ilan Manouach.
LUGAR:
Laboratorio 987 del MUSAC.
FECHAS:
Del 14 al 16 de septiembre.
ASISTENCIA:
Actividad gratuita con inscripción previa dirigida a personas con discapacidad visual (parcial o completa).
PARA MÁS INFORMACIÓN: