Suele pensarse la utopía como una quimera, como una proyección irrealizable desde un presente oscuro hacia algún futuro, mejor pero también inalcanzable. El término fue acuñado por Tomás Moro en 1516 en su obra homónima a partir —en una de las interpretaciones posibles— de los vocablos griegos ou (que expresa negación) y tópos (lugar): es decir, nowhere, en su primera traducción inglesa, o no hay tal lugar, como un siglo más tarde Francisco de Quevedo lo trasladó al castellano. Pero otras interpretaciones consideran que Moro hizo partir su neologismo de eû (que expresa bondad) y tópos: o lo que es lo mismo, un lugar bueno o feliz. Y así se lo hace expresar a la propia isla de Utopía: “No Utopía, sino mejor es mi nombre Eutopía, el País de la Felicidad”.
Moro construyó su utopía, por lo tanto, desde una intencionada ambivalencia entre la necesidad de su deseo y la imposibilidad de su realización. Utopía es una promesa, un buen lugar que no existe… aún. Porque el deseo utópico, como toda imaginación prospectiva, se proyecta hacia la realización eutópica de ese deseo: alguien que no está conforme con su realidad sueña con un mundo mejor; pero siempre, como defendía Herbert Marcuse, con la intención de que la utopía se convierta en topía, en una realidad que, finalmente, tenga lugar.
La utopía deja de ser así una quimera o cuento fantasioso sin relación con la historia: su deseo de hacerse realidad la convierte en un relato anclado en su tiempo que, además, prolifera en los periodos de crisis. Y por ello, la utopía es hoy tan necesaria como siempre. Pero las utopías sociales que tratan de construir el mejor de los mundos desembocan muchas veces en su reverso: en el discurso negro de la antiutopía o distopía. Por eso en este curso se tomará una tangente íntima que alejará a los asistentes de la utopía social y los acercará a la utopía individual (personal, pero transferible). Porque quizá la única utopía posible, como defiende Lewis Mumford, sea nuestra propia vida —aquí y ahora— llevada hasta los límites de sus posibilidades ideales.
El curso será presencial. En el caso de que el aforo del auditorio se vea reducido por la situación sanitaria el curso pasará a la modalidad en línea.
PROGRAMA
29 septiembre, de 19:00 a 20:30 horas
EL HORIZONTE: Tiempos modernos. Charles Chaplin, 1936.
6 octubre, de 19:00 a 20:30 horas
EL RECUERDO (Y LA ANTICIPACIÓN) DEL SUR: El sur. Víctor Erice, 1983.
13 octubre, de 19:00 a 20:30 horas
LA MEMORIA IMPOSIBLE: Qué verde era mi valle. John Ford, 1941.
20 octubre, de 19:00 a 20:30 horas
EL PASADO RECUPERADO: Las playas de Agnès. Agnès Varda, 2008.
27 octubre, de 19:00 a 20:30 horas
EL VIEJO “NUEVO MUNDO”: El nuevo mundo. Terrence Malick, 2005.
10 noviembre, de 19:00 a 20:30 horas
EL SUEÑO DEL OESTE: First Cow. Kelly Reichardt, 2019.
17 noviembre, de 19:00 a 20:30 horas
LA CASA FAMILIAR: Verano 1993. Carla Simón, 2017.
24 noviembre, de 19:00 a 20:30 horas
LA INFANCIA: El verano de Kikujiro. Takeshi Kitano, 1999.
1 diciembre, de 19:00 a 20:30 horas
EL VERANO: Aquel querido mes de agosto. Miguel Gomes, 2008.
15 diciembre, de 19:00 a 20:30 horas
LA NATURALEZA: Hacia rutas salvajes. Sean Penn, 2007.
IMPARTE:
José Manuel López, doctor en Comunicación y profesor asociado en la Universidad de Vigo. En 2004 fundó la revista de cine Tren de sombras (2004-2008) y desde 2007 hasta 2017 formó parte del consejo de redacción de Caimán Cuadernos de Cine (anteriormente conocida como Cahiers du Cinéma. España).
DESTINATARIOS:
Docentes, estudiantes y personas interesadas en el cine.
INSCRIPCIÓN:
Las personas interesadas pueden enviar un correo electrónico a cgac.educacion@xunta.gal. En él deberán indicar su nombre completo, DNI, estudios, área de trabajo o interés, una dirección de correo electrónico y un teléfono de contacto. Una vez aceptada la solicitud, se informará a las personas inscritas sobre cómo realizar el pago.
PLAZO DE INSCRIPCIÓN:
El plazo de inscripción estará abierto desde el 20 de julio hasta el 27 de septiembre de 2021.
TARIFAS:
30 euros.
PLAZAS:
60.
PARA MÁS INFORMACIÓN:
http://cgac.xunta.gal/