Colita y amigos: humor más allá del documento

Una muestra en el Centro Niemeyer recuerda su curiosidad y humor

Avilés,

Nació en Barcelona, en 1940, como Isabel Steva Hernández, pero como fotógrafa, camino en el que se sumergió en los años sesenta, eligió darse a conocer como Colita, el apodo que su padre la puso por haber nacido bajo una col, cuento habitual entonces.

Su obra fue tan directa como sensible, crítica en ocasiones pero carente de prejuicios, y no se caracterizó tanto por una estética definida como por la noción personal de esta autora de la ética y del compromiso, en un sentido profesional y en el social. No podemos decir que sus imágenes documenten la realidad, sino que acogen experiencias y opiniones escogidas, plasmadas evitando voluntariamente el artificio y las pretensiones artísticas más o menos sesudas. Aún así, no hubo tema que no decidiese cultivar (ella misma se bautizó como fotógrafa todoterreno) y rechazó con contundencia las manipulaciones en sus trabajos, que deseaba fueran tan transparentes y claros como las propias experiencia vividas que reflejaban.

En el fondo sus creaciones, tanto las derivadas de encargos como las realizadas por iniciativa propia, guardan una estrecha vinculación con su temperamento, su firmeza y sus ideas claras: puede que Colita sea una de las artistas en las que resulte más evidente apreciar coherencia entre su vida y su legado; este último podría interpretarse como una foto-biografía articulada al paso de la actualidad en la calle.

Colita. Arte y parte. Centro Niemeyer, Avilés. Fotografía: Carranza
Colita. Arte y parte. Centro Niemeyer, Avilés. Fotografía: Carranza
Colita. Arte y parte. Centro Niemeyer, Avilés. Fotografía: Carranza
Colita. Arte y parte. Centro Niemeyer, Avilés. Fotografía: Carranza

A lo largo de sus cincuenta años de trayectoria profesional, pasaron por su objetivo espectáculos flamencos, evidencias de la emergencia de un nuevo feminismo, estrellas de cine, figuras de la Nova Cançó y de la gauche divine, teatro que marcó época, tauromaquia, el paisaje urbano de Barcelona… Se trata de una obra sin manifiesto, ajena a gurús, métodos y maestros: creía más en el instinto que en las certezas llegadas de fuera, en el humor que en los cánones, y es imposible entender su producción sin aproximarse a su universo personal, sus amigos, placeres, ideas, espacios queridos…

A punto de cumplirse dos años desde su muerte, el Centro Niemeyer brinda a la barcelonesa la muestra “Colita. Arte y parte”, que ha comisariado el director y heredero del Archivo Colita Fotografía, Francesc Polop, y que viene a recalcar su “curiosidad impenitente”: captó, de manera sistemática, casi todo lo que atisbaba alrededor, con especial atención a los acontecimientos culturales (instantes únicos, sucesos, performances, presentaciones, exposiciones, rodajes de películas, conciertos) y estableció lazos tan hondos con aquellos a quienes retrataba que, muchas veces, entabló con ellos amistades duraderas, que derivarían en trueques, complicidad y en nuevas fotografías en las que esas relaciones se hacen muy palpables. Se subraya por ello, a menudo, el interés humano de estas piezas.

Colita. Arte y parte. Centro Niemeyer, Avilés. Fotografía: Carranza
Colita. Arte y parte. Centro Niemeyer, Avilés. Fotografía: Carranza
Colita. Arte y parte. Centro Niemeyer, Avilés. Fotografía: Carranza
Colita. Arte y parte. Centro Niemeyer, Avilés. Fotografía: Carranza

Son seis de esas amistades, justamente, las que estructuran el recorrido de esta exposición asturiana: las que mantuvo con Carmen Amaya, que le dio a conocer el mundo del flamenco; Gabriel García Márquez, que le permitió ahondar en su amor por la literatura; Gonzalo Suárez, una figura importante en sus comienzos como foto fija en el cine; Joan Manuel Serrat, otra de sus conexiones con la poesía y la música del momento (de él dijo Colita que nadie le había retratado tan bien como ella, sin remilgo); Joan Miró, actualmente reivindicado en Palma, que la acercó al poder del arte total; y José Pérez Ocaña, que por su activismo transgresor la introdujo en estéticas queer.

Su galería de retratos es, en todo caso, inmensa, pues era Colita una trabajadora de difícil cansancio consciente de la importancia de dejar testimonio del tiempo de transición que conoció y de las almas que lo impulsaron. Entre la ternura y la fuerza, sus fotos tienen como nota común la ironía, que ella entendía como herramienta para el fastidio de las autoridades y que alejaba estas creaciones, y mucho, de un aséptico fotoperiodismo.

Colita. Arte y parte. Centro Niemeyer, Avilés. Fotografía: Carranza
Colita. Arte y parte. Centro Niemeyer, Avilés. Fotografía: Carranza

 

Colita. Gabriel García Márquez. Barcelona, 1969 ©Archivo Colita Fotografía
Colita. Gabriel García Márquez. Barcelona, 1969 ©Archivo Colita Fotografía

 

 

“Colita. Arte y parte”

CENTRO NIEMEYER

Avenida del Zinc, s/n

Avilés, Asturias

Del 25 de junio de 2025 al 11 de enero de 2026

 

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