Colección 3

Sala 104. Edificio Nouve, planta 1

Las décadas de 1960 y 1970 suponen una transformación radical en los espacios, prácticas y géneros recibidos de las vanguardias históricas.

Se abandona la seguridad de los marcos tradicionales del arte para introducirse en el ámbito de la contingencia, del proceso y de los medios de masas, ampliando las reflexiones artísticas de la primera mitad de siglo y enlazando con los debates y los conflictos de estas décadas vitales en la definición de la cultura del presente.
alt

MNCARS_Plano_Coleccion3_N1.jpg
Esta sección ocupa la sala 104 de la primera planta del Edificio Nouvel

Fuera del marco: acción, teatralidad y poesía
La década de los sesenta supone un desbordamiento general de los cauces tradicionales de la cultura que también afecta radicalmente al arte. Como en las Antopometrías de Yves Klein, el cuerpo y la vida entran en escena inscribiéndose directamente sobre la superficie del lienzo, o reivindicando el sustrato corpóreo y físico de la representación, como hacen los norteamericanos Cy Twombly y Philip Guston.

Yves Klein. Antropometría sin título (ant 56), 1960. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Yves Klein. Antropometría sin título (ant 56), 1960. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

El precedente de Marcel Duchamp y su Green Box juega un papel fundamental al situar el acto específico de interpretación, ya sea por parte del artista o del espectador, como único elemento enmarcador de sentido en un universo absolutamente accidental. Esta condición abre camino a una exploración radical de la experiencia y de la acción, que van a convertirse en ejes centrales de la investigación estética de esta década y buena parte de la siguiente. En algunos casos se lleva a cabo mediante el desmontaje crítico de los comportamientos sociales, como hace Vito Acconci; en otros mediante el ensayo de actitudes y modos alternativos de vida, como hace Fluxus, y, a menudo, mediante el desarrollo de una noción performativa y teatral del sentido, como entendiera Robert Morris. Dicha naturaleza contingente y abierta del mundo, que también comparte el lenguaje, va a convertir el universo de lo cotidiano en la base de una nueva poética materialista, sobre todo en Europa, la del afichismo de Raymond Hains, la del fotomontaje de Öyvind Fahlström, o la del hermetismo objetual de Marcel Broodthaers.

Sala 104: Fuera del marco: acción, teatralidad y poesía. Edificio Nouvel, planta 1. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. MNCARS
Sala 104: Fuera del marco: acción, teatralidad y poesía. Edificio Nouvel, planta 1. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. MNCARS


El mínimo común de la experiencia
En la abstracción modernista de Barnett Newman y Elsworth Kelly se elimina cualquier huella de significado a la vez que se amplifican los estímulos sensoriales para así lograr una experiencia inmediata y pura, en este caso identificada con la visión. A mediados de los sesenta, un grupo de artistas que vendrían a ser etiquetados como Minimal, transgreden este umbral de visualidad pura para reivindicar la naturaleza física, corpórea y temporal de la experiencia, en este caso la del espectador, y rechazan los medios tradicionales del arte para abrazar los materiales, las tecnologías y los tiempos de la sociedad industrial, concentrarse en una investigación puramente fenomenológica y sensorial de la experiencia.

Sala 104: El mínimo común de la experiencia. Edificio Nouvel, planta 1. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. MNCARS
Sala 104: El mínimo común de la experiencia. Edificio Nouvel, planta 1. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. MNCARS

Los módulos repetidos de Donald Judd, los neones de Dan Flavin o las losetas de Carl Andre nos interpelan corpórea y físicamente, se nos presentan literalmente, como lo que son, y no como vehículo de una ilusión o de una experiencia estética trascendente.

Con un similar énfasis en la experiencia, pero muy críticos con el purismo minimalista norteamericano, surgirá en Europa un frente de artistas altamente politizados, agrupados en Italia bajo la consigna del Arte Povera. Los italianos Alighiero Boetti y Mario Merz y los catalanes Antoni Tàpies y Antoni Llena trabajan con materiales industriales y cotidianos, pero a diferencia de los minimalistas resuenan en ellos ecos explícitos a la experiencia humana.

Las tensiones del lugar
La galería, el museo y el sistema del arte en su conjunto, aparecen como entornos sofocantes que solo pueden relacionarse con la vida y lo real en términos de alteridad y negación. En los años cercanos a las revueltas estudiantiles del 68 y las protestas por la guerra de Vietnam, proliferan las intervenciones diseñadas para funcionar fuera de los muros del arte, ya sea en la naturaleza como el Land Art o los Earth Works, o en la ciudad, ocupando locales alternativos o directamente en las calles.

 Dennis Oppenheim. Directed Seeding-Cancelles Crop, 1969. Sala 104: Las tensiones del lugar. Edificio Nouvel, planta 1. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. MNCARS
Dennis Oppenheim. Directed Seeding-Cancelles Crop, 1969. MNCARS Sala 104: Las tensiones del lugar. Edificio Nouvel, planta 1. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. MNCARS

Los Earth Works de Robert Smithson y Dennis Oppenheim ponen en evidencia la tensión entre el espacio abierto de lo real y la experiencia y el no-lugar de la galería y los circuitos de significación del arte. La relación entre lo natural y lo humano de que nos hablan Siembra dirigida, cosecha anulada de Denis Oppenheim y Spiral Jetty de Robert Smithson, pone radicalmente en cuestión el mito moderno de la explotación, la expansión y el progreso. Gordon Matta Clark, del círculo de los anteriores, elige la calle y la arquitectura como campo de acción. Las intervenciones directas del artista, sus cortes en la estructura arquitectónica, escenifican el lado oscuro de la utopía urbanística moderna, al poner en evidencia las tensiones y la violencia que la ciudad ejerce sobre sus habitantes.

Estructuras, sistemas y circuitos
La redefinición de las relaciones del arte con un mundo en rápida transformación no se lleva a cabo de un modo homogéneo siguiendo el patrón norteamericano, sino que se resuelve a través de interpretaciones de la modernidad múltiples dotadas de una intensa especifidad local. Éste es el caso de la vanguardia latinoamericana, encarnada en artistas como la venezolana Gego y las brasileñas Lygia Pape, Lygia Clark y Mira Schendel, que tienen como común denominador su vocación de apertura, tanto conceptual como física, al espacio del espectador y de la vida.
Esta impronta utópica de la modernidad, que cobra una dimensión política especial en Latinoamérica durante las dictaduras militares, también está presente en el contexto de la España del tardofranquismo. El Centro de Cálculo, espacio generado alrededor de los ordenadores que IBM donara a la Universidad Politécnica de Madrid en 1966, se iba a convertir en el insospechado lugar de encuentro de un colectivo polimorfo de ingenieros, arquitectos, artistas y poetas de vanguardia, dispuestos a reflexionar y proyectar a partir de las promesas de modernización que encarna la nueva tecnología computacional.

Imágenes de España
Tras la Segunda Guerra Mundial, la cultura por excelencia es la cultura popular, tal y como se configura, produce y difunde a través de los medios tecnológicos de masas. Los artistas se hacen conscientes de que cualquier acercamiento a la realidad implica necesariamente un trabajo sobre la imagen fotográfica o el cine.
Desde mediados de los sesenta, una nueva generación de artistas proyecta su mirada ácida y altamente politizada sobre la cultura visual de una España que se moderniza a golpe de turismo, emigración y consumismo. Siguiendo la estela de Català Roca, se disemina desde mediados de los cincuenta toda una red de fotógrafos que proyectan una potente mirada crítica sobre una España llena de contradicciones.

alt
Francesc Catalá Roca. Cenicienta en la Gran Vía. Colección del MNCARS. Sala 104: Imágenes de España. Edificio Nouvel, planta 1. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. MNCARS

Siguiendo las tendencias del Pop internacional, la pintura española se deja contaminar del nuevo imaginario mediático y lo integra dentro de sí, ya sea como objeto de análisis o como instrumento de crítica, convirtiéndose en escenario de las fricciones y del malestar de una cultura en compleja transformación. Esas tensiones, destiladas subjetivamente en la pintura de Gordillo, se hacen explícitas en el lenguaje del Equipo Crónica y Eduardo Arroyo.

Imágenes y textos proporcionados por el departamento de prensa del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Volver al artículo Pasar a la Colección 4

Comentarios