Christian Schad. Fría intensidad

El Leopold Museum repasa con detalle la trayectoria del artista alemán

Desde el 26 de septiembre de 2008 hasta el 6 de enero de 2009, en el Leopold Museum de Viena Comisarios: Rudolf Leopold y Michael Fuhr Obras: 110 piezas de Schad y 50 de algunos de sus contemporáneos Las obras de Schad (Miesbach, 1894 Stuttgart, 1982) nos contemplan desde las paredes del Leopold Museum como intercambiándose los papeles con el espectador; sus retratos, de miradas profundas y escépticas, nos observan con parsimonia trasmitiéndonos sus sentimientos -o, mejor dicho, la ausencia de ellos- con intensidad y convirtiéndose en la más aplastante representación de la época en que vieron la luz.

“Christian Schad. Retrospective”. Viena, hasta el 06/01/09

LEOPOLD MUSEUM

Museumsplatz 1
Viena

Aunque el pintor alemán dio sus primeros pasos vinculado al Dadaísmo de Zúrich, junto a artistas como Tristan Tzara o Hugo Ball; para luego formar parte del grupo expresionista alemán; sus obras más celebradas se enmarcan dentro de la corriente conocida como Nueva Objetividad, una tendencia que nace una vez agotada la vanguardia expresionista, con el afán de representar la realidad como tal y en toda su crudeza, entre los años 20 y 30. Los lienzos de Schad nos muestran la falsa euforia entre dos desastres: la Primera Guerra Mundial y el nacimiento de la Alemania Nazi. Cínicos y desencantados, sus retratados se mueven entre la aristocracia y la vida bohemia, entre el glamour y la perversión, y sus rostros, que nos escrutan con fijeza, son la viva imagen de una latente decadencia. La estética de los mismos nace inspirada por el clasicismo que Schad conoce en un viaje a Roma y Nápoles, donde se empapa de Renacimiento, mientras profundiza en la obra de los realistas italianos. Cuando regresa a Alemania se une al grupo de pintores de la Nueva Objetividad -entre los que destacan nombres como Otto Dix o George Grosz– hasta convertirse en uno de los retratistas más reconocidos del momento. La vida en los cafés y el ambiente nocturno de la época quedan reflejados en sus piezas, donde la psicología de los personajes se convierte en protagonista y los detalles simbólicos nos revelan silenciosos pequeños recovecos de los retratados y su forma de vida. Es precisamente durante este incierto y desenfrenado periodo de entreguerras cuando las obras de Schad son, sin duda, más valoradas; pero su trabajo artístico continúa tras la Segunda Guerra Mundial, aunque la Nueva Objetividad toca su fin en el inicio de los años 30. Sin embargo, las piezas fechadas en años posteriores han estado poco reconocidas, o bien han pasado completamente desapercibidas, y por ello la exposición que ahora acoge el Leopold Museum pretende revisar algunas de las críticas que en su momento suscitaron, ofreciéndonos una visión más completa de la obra del alemán. Para ello, la muestra recoge un total de 110 obras, realizadas entre la primera década del s. XX y el comienzo de los años 80, que nos permiten conocer a fondo su progresión, influencias y motivaciones. De este modo, se profundiza en diversos aspectos de su trabajo, como los avances en el ámbito de la fotografía, que se materializan principalmente en las Schadografías: composiciones realizadas directamente sobre el papel fotosensible, análogas a las experimentaciones de Moholy-Nagy y a las rayografías de Man Ray. Además, se analizarán sus dibujos y collages, así como las obras tardías en las que retorna al realismo; mientras que gracias a una selección de unas 50 piezas de artistas contemporáneos a él -como Picasso, Giorgio de Chirico, Tamara de Lempicka o Jean Cocteau– la exposición nos brinda la oportunidad de conocer la proyección de sus ideas en otros creadores, presentándonos las diversas caras de su polifacético trabajo y su incesante labor en el ámbito de la investigación.

Christian Schad
Sonja, 1928
© Christian Schad -Stiftung, Aschaffenburg

Christian Schad
Schadographie 77, 1963
© Christian Schad -Stiftung, Aschaffenburg

Christian Schad
Maika, 1929
© Christian Schad -Stiftung, Aschaffenburg

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