Decíamos hace casi cuatro años, coincidiendo con la presentación de un proyecto específico de Chiharu Shiota en la Fundació Sorigué, que sus instalaciones generan espacios propios allá donde se presentan y que es fácil que el espectador se adentre en ellos olvidando anteriores experiencias en intervenciones inmersivas, porque inevitablemente tendemos a pensar que los hilos característicos de las propuestas de la japonesa incorporan un valor metafórico en relación con las conexiones humanas, con nuestras formas de comunicación; en definitiva, con emociones.
También es la autora creadora de performances en las que se ha dejado influir por Ana Mendieta y otras artistas ligadas a la corriente feminista de inicios de los setenta: se sirve de su propio cuerpo para plantear nexos entre los individuos y nuestro pasado, en relación con la memoria pero también con la tierra.
La mayor exhibición dedicada hasta ahora a Shiota puede visitarse hasta octubre en el Mori Art Museum de Tokyo, se llama “The Soul Trembles” e incide en cómo se sirve de esos hilos, normalmente negros (en alusión a la noche o al cosmos) y rojos (en referencia a la sangre), para expresar lo intangible: ansiedad, recuerdos, sueños, silencios… Sus trabajos suelen partir de su experiencia personal, pero proyectan una dimensión universal al cuestionar conceptos como la identidad, nuestros límites o el sentido de la propia vida.
El centro plantea un recorrido por veinticinco años de carrera de Shiota a partir de proyectos desarrollados en todas las disciplinas en las que ha venido planteando sus reflexiones: además de instalaciones monumentales, piezas escultóricas, secuencias fílmicas, fotografías, dibujos y también material escenográfico. Todos ellos permiten, según la autora, representante de Japón en la 56ª edición de la Bienal de Venecia, un diálogo con su propia alma y ponen forma a conflictos de la mente, emociones inexpresables y a lo inexplicable de la existencia, suya y de todos. Sus barcos y maletas, presentes en el Mori Art Museum, aluden precisamente a la vida como viaje; su piano quemado, al silencio que traen las ausencias.
El lema del que nace buena parte de su producción es “Presence in Absence”, presencia en ausencia: se esfuerza Shiota en evocar las auras y energías de lo que ya no tiene o nunca tuvo presencia física y solo existe en el recuerdo o en los sueños. Entiende que su cuerpo y su obra forman parte de un ente único inseparable, por más que el primero no forme parte explícita de la mayoría de sus proyectos (solo un número reducido de vídeos y sus performances tempranas). Su propia fisicidad es una de esas presencias en ausencia.
El año pasado, la artista se enfrentó a un nuevo episodio de cáncer doce años después de ser diagnosticada por primera vez. Cree que el dolor y la conciencia de la muerte pueden ser, en su caso, caminos para alumbrar sus trabajos desde una honestidad aún mayor; y ese advenimiento de la enfermedad le ha llevado a plantearse el lugar del alma. Tomando conciencia de lo fragmentario de su propio cuerpo, ha empezado a coleccionar trozos de muñecas rotas y a volver a hacer moldes de bronce con sus manos y pies. En una instalación que ha creado específicamente para esta exposición, podemos ver varios de esos fragmentos corporales conectados, ligados a esos cuestionamientos sobre los nexos entre lo espiritual y lo físico y sobre el sentido de la vida y la creación.
También forman parte de la muestra del Mori Art Museum extensos dibujos en los que únicamente aparecen líneas paralelas; los ha bautizado como One Line, datan de mediados de los noventa y conectan, en el fondo, con sus instalaciones basadas en hilos: se extienden en el espacio como si Shiota dibujara una pintura. En el mismo periodo, la artista comenzó a imaginarse a sí misma formando parte de un lienzo, de ahí que aplicara color a su propio cuerpo en una serie de performances, comenzando por Becoming Painting. De esas propuestas, el museo ha reunido documentación.
Por último, esta retrospectiva recuerda sus incursiones en el diseño de escenografías para óperas y espectáculos de danza alrededor del mundo: sus hilos también se han llevado a las tablas. Se ha encargado, por ejemplo, de los montajes en Alemania de Tristán e Isolda y Sigfrido.
Entre sus proyectos más recientes expuestos, destacan In the hand, pieza casi abstracta en la que un objeto frágil y evanescente, quizá justamente el alma, es protegido por las manos de un niño; Uncertain Journey, conjunto de barcas enhebradas por hilos rojos que sugieren los encuentros inesperados propios del viaje vital o Reflection of Space and Time, en el que concede simbolismo a la ropa: del mismo modo que la piel cubre nuestro cuerpo, los vestidos implican una frontera entre nuestro interior íntimo y el exterior. Al rodear uno de hilos negros y situarlo frente a un espejo, lo convierte asimismo en evocador de presencias ausentes.
“Chiharu Shiota: The Soul Trembles”
53F, Roppongi Hills Mori Tower
Tokyo
Del 20 de junio al 27 de octubre de 2019
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