El Museo de Arte Contemporáneo de Teheran se inaugura en 1977, siendo uno de los proyectos más ambiciosos del momento. El edificio, diseñado por Kamran Diba, es un ejemplo de arquitectura contemporánea iraní que cuenta con sus propias raices tradicionales así como del diseño más moderno. Este edificio de más de 5,000 m2 se encuentra en medio de un gran parque conocido como el “parque de las esculturas”, para el que se crea una de las colecciones de arte contemporáneo más completas de los últimos tiempos y entre las que se incluyen obras de artistas iraníes e internacionales de reconocido prestigio. A pesar de su éxito inicial, al mes de ser inaugurado el gobierno pasa a manos de los ayatolás, se cerraron sus salas y se destruyen parte de sus fondos como símbolo del rechazo a la cultura occidental. Tras reabrirse el Museo, se decide que tres de las nueve galerías con las que cuenta la institución se dediquen a la pintura de artistas internacionales que pertenecen a la colección permanente, y las seis restantes a las exposiciones temporales durante todo el año.

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