Tras diferentes incidentes familiares, la colección se ve definitivamente dispersada en 1934, cuando el estado italiano especifica una ley, en la que se permite la venta de obras de arte a cambio de mantener una pequeña proporción de la colección en propiedad. Esto genera que se renuncie definitivamente a la tutela de una de las más importantes colecciones romanas. En 1984 se recuperan las piezas y se acaban alojando en su sede histórica – el Palazzo Barberini -. La tentativa de crear en esta sede una Galería Nacional en el sentido más rotundo del término, ordenada cronológicamente con la posibilidad de adquisiciones y ampliaciones posteriores, hacen de los fondos de este museo romano, un colección de la talla de los centros más destacados de Europa. La colección se concentra sobre todo en los siglos XVI y XVII pero cuenta con brillantes ejemplos del siglo XV como la Madonna in trono con Bambino, de Filippo Lippi de 1437. Más consistente, la colección del siglo XVI, incluye destacadas obras maestras como Fornarina de Raffaello, y otros ejemplos de artistas como Bronzino, Tintoretto, Tiziano, El Greco o Caravaggio El siglo XVII por su parte, cuenta con obras de Reni, Domenichino, Guercino, Lanfranco, Bernini, Poussin, Pietro da Cortona, Gaulli y Maratta.