Esta fundación surge por iniciativa del empresario catalán Francisco Daurella para poner al alcance del público una colección que inició hace más de treinta años. Son 1.500 m2, divididos en cuatro espacios, incluido un auditorio para conferencias y una sala para exposiciones temporales. Su Colección de arte Contemporáneo arranca con Óscar Domínguez, Figuras en el estudio, 1949, y Clavé Portrait de fillete, 1946, y se cierra con obras del año 2000, como Traç blanc de Ràfols-Casamada. Ahora bien, la disposición de los cuadros no sigue criterios cronológicos o de movimientos artísticos, sino que tiene el sentido particular con el que Francisco Daurella entiende el arte contemporáneo y refleja cómo fue creando su colección: un cuadro le fue llevando a otro. Mompó le llevó a Saura y La cabra de Picasso le llevó a adquirir la colección de cerámicas picassianas. Otras obras que componen la colección son un tápiz de Millares, dos grandes óleos de Uslé y Broto, dos esculturas en hierro, bronce y latón, Rey y reina, de Riera i Aragó, y obras de Macaya y Eduardo Arroyo. A éstas se añaden otras piezas conocidas como Avi-gnon guys, de Agredano, obras de Hernández Pijuan, Lluís Lleó, Plensa y, en la planta superior destacan las creaciones de Barceló, Tàpies, Saura, Clavé, Cuixart, Mompó, Viola, Lucio Muñoz y el citado Óscar Domínguez. En la parte dedicada a la figuración, aparecen ejemplos de la mano de Rasero, el Equipo Crónica o Arroyo.