El Almudín de la ciudad de Valencia, construido sobre el alcázar musulmán a principios del siglo XIV, era el edificio destinado al almacenaje y distribución del trigo de la ciudad hasta finales del s. XIX. En su interior pueden contemplarse pinturas murales de carácter popular alusivas a la entrada de trigo en la ciudad y su comercialización.
En origen, el edificio tendría unas dimensiones más reducidas y se fue ampliando a lo largo de los siglos XV y XVI hasta adquirir el aspecto que hoy tiene. El primitivo edificio tendría un patio central a cielo abierto y fue a principios del siglo XVII cuando se incorporó la cubierta, dándole la imagen de planta basilical que tiene en la actualidad. Se accede al edificio por un recuperado pórtico de cantería, formado por tres arcos de medio punto, que confiere una singular identidad formal al edificio como obra emblemática del prerrenacimiento o tardogótico valenciano.
El valor monumental del edificio quedó corroborado oficialmente en 1969 con su declaración como Monumento histórico artístico. Fue utilizado como Museo Paleontológico hasta el año 1991 y tras su restauración, llevada a cabo por los arquitectos Añón, Martínez y Herrera en 1996, se ha convertido en espacio expositivo de arte contemporáneo del Ayuntamiento de Valencia.