Celebrando a Balthus

La Fondation Piere Gianadda recuerda al pintor en el centenario de su nacimiento

Del 16 de junio al 23 de noviembre de 2008 en la Fondation Gianadda, Martigny (Suiza) Organiza: Fondation Gianadda
Comisarios: Jean Clair y Dominique Radrizzani Es cierto que poco se puede añadir ya a estas alturas a lo escrito sobre la figura de Baltasar Klossowski -artista aclamado internacionalmente bajo el sobrenombre de Balthus- pero siempre resulta interesante redescubrir al creador a partir de la contemplación de sus propias obras.

“Balthus-100e anniversaire”. Martigny (Suiza), hasta el 23/11/08

FONDATION PIERRE GIANADDA

Rue du Forum 59,
Martigny

Esto es lo que nos propone ahora la Fondation Gianadda de Montigny, donde acaba de inaugurarse una gran exposición sobre el pintor francés, con la que se conmemora el primer centenario de su nacimiento, así como los 25 años desde la retrospectiva que le dedicara el Centre Pompidou en 1983. Procedentes de numerosas instituciones públicas y privadas, las mejores pinturas de Balthus se dan cita en esta ciudad suiza que estuvo tan ligada a su vida desde niño y en la que realizó algunas de sus obras maestras.
La observación, a la que él tanto se entregaba, nos permite ver en su trabajo numerosos aspectos que se repiten a lo largo de su trayectoria y que han adquirido ya la categoría de tópicos dentro de su producción. Uno de ellos podría ser la frecuente presencia de gatos, del que se ha dicho que era su animal fetiche, llegando a autorretratarse en 1935 como Roi des chats (Rey de los gatos), e incluso a convertirse en uno de ellos en Chat de la Méditerranée (1949). Otro, las jóvenes muchachas retratadas en situaciones de intimidad, sumidas en sus pensamientos, con aire ingenuo o melancólico y, al mismo tiempo, un tanto maliciosas, de las que encontramos varios ejemplos en la muestra. Ésta nos da también la oportunidad de poder comparar dos de sus paisajes urbanos más conocidos: La Rue (1933) y Le Passage du Comerce-Saint-André, realizada veinte años depués y en la que de la misma manera la calle se convierte en un escenario para describir la vida cotidiana; dos iconos de su carrera, que en lo formal destacan por seguir la tradición de rellenar el espacio del lienzo a la manera de la pintura clásica. Esta idea de la pintura antigua, en la que se reconocen las influencias de Giotto, Masaccio, Piero della Francesca, Poussin o Courbet, no significa sin embargo que debamos considerar la obra de Balthus academicista o tradicional en sus principios, pues fue realmente significativa la implicación que el artista tuvo con la modernidad, e incluso muchas veces se habla del carácter surrealista de su obra, sin poderse decir tampoco que perteneciera a ningún movimiento de vanguardia, puesto que lo que predomina por encima de todo en la trayectoria de este creador es su alejamiento voluntario de las modas. Construyó un mundo propio al que dio vida en sus cuadros, y su carácter independiente y retraído le colocó en un lugar alejado de la fama, un estatus que nunca buscó. Sin embargo, su fuerte personalidad y el carisma que envolvió al hombre acercándole al mito logró catapultarle hasta la esfera de los artsitas de culto.

Balthus
La Rue, 1933
The Museum of Modern Art, Nueva York

Balthus
Jeune fille endormie, 1943

Balthus
La Toilette de Cathy, 1933
Centre Pompidou, París

Comentarios