La creadora argentina Cecilia Bengolea toma el relevo a Alex Reynolds en la sala Film & Video del Museo Guggenheim Bilbao. La segunda muestra que podemos ver este año en ese espacio, dedicado al videoarte, la instalación audiovisual y la imagen en movimiento, recoge tres de sus proyectos recientes; obras en las que, como viene siendo habitual en su trayectoria, aúna vídeo, escultura y coreografía.
Interesa a esta autora bonaerense reflexionar sobre la sensorialidad del cuerpo y de las relaciones entre este y su entorno, sobre la presencia del ritmo en las conexiones entre naturaleza y sociedad y sobre una de las manifestaciones más evidentes de este: la danza. En las piezas que componen “Animaciones de agua”, concibe las imágenes en movimiento como agentes corpóreos que se desempeñan libremente en la sala expositiva; esa denominación de animación no tiene que ver con lo audiovisual, sino que se refiere tanto al movimiento natural de las figuras que contemplamos en pantalla como al viejo propósito de conceder vida a lo artificial o energía a lo muerto. En la producción de Bengolea en su conjunto, el alma o hálito vital de un cuerpo se vincula estrechamente a la conducción eléctrica presente en los organismos vivos, siendo la música la fuerza contagiosa de esa animación. Por su capacidad para transformar y mutar, por su plasticidad sin fin, identifica la artista el agua con esos seres animados.
Y el líquido elemento, sobre todo su fluidez, es la base de las tres obras ahora en el Guggenheim: Danza del rayo, Bestiarios y Posturas favoritas. La primera la rodó en Jamaica en 2018, colaborando con figuras destacadas del dancehall contemporáneo que desarrollaron coreografías individualmente y en grupo y bajo la lluvia; hablamos de una proyección monocanal en blanco y negro en la que se indaga en la influencia de la electricidad atmosférica sobre nuestras formas de comportarnos y sobre nuestra imaginación.
Forma parte, Danza del rayo, de una serie de trabajos aún en proceso en los que Bengolea se adentra en esas danzas jamaicanas, que hoy han adquirido el rango de fenómeno globalizado de la mano de sus numerosas ramificaciones. Forman parte de una cultura de muy rica expresión coreográfica y, además, algunos de quienes las desarrollan de forma ritual les confieren poderes sanadores; se caracterizan por su evolución in crescendo, que puede recordarnos el aire cargado de electricidad en una tormenta. En esta pieza, tanto las energías ambientales como las musicales parecen constantemente estar a punto de chocar y, parcialmente amortiguados, los truenos se sincronizan con la percusión de fondo, formando parte de un entorno sonoro muy especial, en el que incluso el silencio puede percibirse físicamente.
Bestiario y Posturas favoritas son, por su parte, animaciones digitales. La primera se inspira en las descripciones que podemos leer en El libro de los seres imaginarios de Borges: Bengolea escaneó su cuerpo haciéndolo evolucionar hasta la generación de aparentes criaturas fantásticas. Valiéndose de una iconografía semejante a la de los hologramas, registra esa transformación casi metamórfica de su apariencia. Posturas favoritas, sin embargo, toma como referencia el pulpo y su idiosincrasia a la hora de esbozar un cuerpo sin fronteras, una gran criatura líquida y sensible, de inteligencia múltiple y no centralizada, cuyos movimientos trascienden lo interior y lo exterior. El ser se funde con el ambiente y la danza popular se fusiona en estas piezas con elementos tanto arcaicos como contemporáneos, alumbrando redefiniciones diversas de la noción de figuración.
Antes de Reynolds y Bengolea, pasaron por Film & Video Christian Marclay, Ragnar Kjartansson, Fiona Tan, Ken Jacobs, Amie Siegel, Pierre Huyghe, Michael Snow, Javier Téllez, Diana Thater, Allora & Calzadilla, Jusper Just, Jesse Jones o William Kentridge.
Cecilia Bengolea. “Animaciones del agua”
Avenida Abandoibarra, 2
Bilbao
Del 24 de junio al 24 de octubre de 2021
