Boudry y Lorenz: humo frente a estereotipos

El dúo artístico interviene el Palacio de Cristal de El Retiro

Madrid,

Pauline Boudry y Renate Lorenz, artistas suiza y alemana respectivamente, comenzaron a trabajar juntas en Berlín hace quince años en proyectos que enlazan el cine, la danza, la escultura social, la instalación o la performance: su propósito es cuestionar las convenciones asociadas tanto a las narrativas históricas como a los roles del espectador en el arte, dando lugar a situaciones y escenarios alternativos que nos permitan reimaginarlos. Transitando entre elementos reales y ficticios, proponen al público reflexionar sobre la noción de identidad y los estereotipos y resistencias generados en torno a ella, sobre todo en lo relativo a los discursos de género, la teoría queer y los legados culturales heredados.

En la intervención que ahora presentan en el Palacio de Cristal de El Retiro, de la mano del Museo Reina Sofía, han trabajado justamente a partir de la idea de transparencia aplicada a la arquitectura que ejemplifica esa construcción, levantada para la Exposición General de las Islas Filipinas de 1887 con el objetivo de dar a conocer la vida y cultura de los habitantes de este archipiélago cuando era aún colonia española.

Pauline Boudry y Renate Lorenz. "El cristal es mi piel". Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía
Pauline Boudry y Renate Lorenz. “El cristal es mi piel”. Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía
Pauline Boudry y Renate Lorenz. "El cristal es mi piel". Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía
Pauline Boudry y Renate Lorenz. “El cristal es mi piel”. Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía

Bajo el título de “El cristal es mi piel” han ideado, como es habitual en sus propuestas, un escenario dividido en seis, de diversos tamaños, que podemos observar a su vez desde distintas perspectivas. A unos y otros los envuelve el humo, que opaca y oculta lo que, metafóricamente, no ha de ser conocido ni asimilado (los relatos y afectos no normativos), a la vez que difumina esos encorsetamientos; según Soledad Liaño, se trata de un vehículo eficaz para impugnar y subvertir unas derivas enquistadas en la sociedad, tornando todo en un medio más permeable y difuso para una colectividad que rehúye de cualquier opción dualista. La bruma se hará más espesa según pase el tiempo.

Cada uno de esos escenarios en que se ha dividido el pavimiento del edificio diseñado por Velázquez Bosco, espejados de forma que reflejan tanto el entorno como a los espectadores, son espacios donde reivindicarse y vindicar aquello que se desea, donde interpretar por nuevos caminos los imaginarios del pasado y configurar los del futuro, todo ello sin dejar de lado nuestras vulnerabilidades. Una fragilidad ligada en este caso a nuestra proyección ante terceros y de la que Boudry explicó, en una reciente publicación para el Centro de Arte Dos de Mayo (donde expusieron (No) Time y Moving Backwards), que tiene mucho que ver con el momento en que se entra en escena, aparece el público y se comienza a actuar, quizá nuestra condición natural: Hay una transición, un instante frágil entre no actuar y actuar, entre no tomar el escenario y tomar el escenario, entre ser invisible y ser visible.

La voz que escucharemos de fondo (Mira a través de los ojos de un extraño, repite) corresponde a la compositora e intérprete Aérea Negrot y la distribuyen casi una veintena de altavoces, de hecho, si deseamos seguir su interpretación al completo tendremos que caminar de un lado a otro del Palacio, en un movimiento que dará lugar a una cierta coreografía pero que también nos invita a la desobediencia, al querer atender a los diversos elementos de la instalación o al buscar la interacción con otras personas. Por tanto, ese atrezo y el propio público formarán parte activa de “El cristal es mi piel”: los movimientos de los espectadores, como decíamos entre espontáneos y dirigidos, hacen de esta propuesta una instalación que se transforma continuamente, declinándose conforme a múltiples variaciones. Cada vez que alguien la visita; los contornos del Palacio se moverán simbólicamente, lejos de cualquier forma de estatismo.

Y de binarismo: consideran Boudry y Lorenz que si la visibilidad queer es necesaria para que este colectivo alcance ciertos derechos políticos, también puede convertirse en mecanismo de control, otra cara de la moneda. Su tramoya, por esa razón, oculta y revela: no sugieren ningún regreso a la ocultación, pero sí un cuestionamiento de los estereotipos. El humo esconde categorías.

Pauline Boudry y Renate Lorenz. "El cristal es mi piel". Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía
Pauline Boudry y Renate Lorenz. “El cristal es mi piel”. Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía
Pauline Boudry y Renate Lorenz. "El cristal es mi piel". Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía
Pauline Boudry y Renate Lorenz. “El cristal es mi piel”. Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía

 

Pauline Boudry y Renate Lorenz. “El cristal es mi piel”

PALACIO DE CRISTAL

Parque de El Retiro

Madrid

Del 6 de octubre de 2022 al 9 de abril de 2023

 

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