Blythe

La primera en enamorarse de ellas fue la productora Gina Garan y el resultado de este feliz encuentro fue “This is Blythe”, un libro de instantáneas de la expresiva muñeca que enseguida llamó la atención de los fabricantes de juguetes japoneses, quienes decidieron reeditarla. Desde entonces, ha causado sensación entre jóvenes, artistas y diseñadores; despertando la pasión de coleccionistas y adeptos de todo el planeta. Sus peculiares rasgos, que asustaron al público infantil cuando salió al mercado por primera vez, son valorados ahora como un auténtico icono estético de los setenta y como un vivo reflejo de su espíritu libre, independiente y creativo; algo muy poco común en las muñecas tradicionales. Entre sus virtudes vale la pena destacar que dentro de la gigante cabeza que les caracteriza se esconde un divertido mecanismo que permite que sus ojos cambien de color y miren hacia diferentes puntos tirando de un cordoncito; de tal modo que en ocasiones la muñeca parece cobrar vida propia, realizando auténticos posados. Además, es fácilmente customizable y, gracias a ello, muchas de sus fans realizan sobre los modelos originales interesantes variaciones, convirtiéndolas en auténticas piezas artísticas. La fiebre Blythe se ha extendido hasta los museos, así lo hemos observado estos días en La Coruña, donde el Museo de Arte Contemporáneo Unión Fenosa. MACUF acoge la exposición “Yo, Blythe. Vidas de plástico”, hasta el próximo 13 de julio. Comisariada por Clara Rodríguez Cordeiro, la muestra nos invita a contemplar cómo la muñeca evoluciona desde producto industrial hasta objeto artístico, gracias a más de 60 piezas únicas creadas por artistas y diseñadores de todo el mundo, acompañadas de la obra pictórica de Nerea Pozo y una extensa galería fotográfica que gira en torno al universo Blythe.

Sara, Violeta, Greta y Gabriela