Big Bang Data
ESPACIO FUNDACIÓN TELEFÓNICA
C/ Fuencarral, 3
Madrid
Del 14 de marzo al 24 de mayo de 2015
¿Es la información el nuevo oro negro, la nueva fuente de riqueza quizá infinita con un extraordinario poder de influencia, o solo debemos tomarla como una herramienta de aprendizaje, de participación y, en el caso de las instituciones, de transparencia?
Tras su paso en 2014 por el CCCB barcelonés, el 14 de marzo se inaugurará en la planta cuarta del Espacio Fundación Telefónica “Big Bang Data”, una exposición comisariada por Olga Subirós y José Luis de Vicente que analiza el fenómeno y el proceso de explosión de datos en el que estamos inmersos, su producción a nivel masivo en paralelo al descenso enorme del coste de almacenar información digital y a la multiplicación también exponencial del número de dispositivos que producen, captan y transmiten datos.
Hay que señalar que la infraestructura industrial internacional que almacena imágenes, palabras y actos requiere ya del 2% del consumo de energía global.
¿Y esto supone una ventaja o un inconveniente? Desde aproximadamente los últimos cinco años, existe una amplia conciencia en los sectores académicos, científicos, las administraciones, la empresa y la cultura, de que generar, procesar y, sobre todo, interpretar datos con las nuevas tecnologías que se están desarrollando puede cambiar radicalmente nuestra sociedad, en dos sentidos: pueden promover una democracia más participativa y una administración más eficaz, pero también pueden dar lugar a un estado de vigilancia hasta ahora desconocido y a la mercantilización de nuestra intimidad.
Hoy en día, queramos o no, todos generamos datos, sea desde nuestro dispositivo móvil, a través de los sensores, las redes sociales, las fotos y vídeos digitales, los registros de transacciones de compra y las señales del GPS y cada vez es más fácil almacenar y procesar esa cantidad ingente de datos que detectan patrones (de incidencias, de comportamiento, de consumo, de voto, de inversión, y un extensísimo etcétera). Este hecho está cambiando completa y velozmente la forma de tomar decisiones a todos los niveles.
Las instalaciones que componen “Big Bang Data” han sido realizadas por artistas como Christopher Baker, Chris Jordan, Ingo Gunther , Erik Kessels, David Bowen, Aaron Koblin, Eric Fischer, Near Future Laboratory o Bestiario y en el proyecto se han involucrado investigadores, activistas, diseñadores, educadores, analistas, cartógrafos, ingenieros, economistas, arquitectos, comunicadores, programadores y periodistas.
Destaca la contribución del diseñador, creador e investigador Timo Arnall, afincado en Londres, que ha creado una instalación que nos introduce en los aspectos más arquitectónicos y materiales de los centros de datos.
Las secciones en las que se estructura la exposición son El peso de la nube. Geografías emergentes de los datos, sobre los servicios que preservan en un espacio intangible nuestras fotos, e-mails, documentos de trabajo y mapas digitales, una telaraña de cables y ondas electromagnéticas que envuelve el planeta por completo y que, pese a resultarnos invisibles, tiene un impacto energético muy considerable; Inmersos en el tsunami. Una historia de la infoexplosión, que profundiza en la idea sin precedentes históricos de que vivimos bajo la onda expansiva de una gran explosión de información; Más es diferente. La ciencia del Big Data; en referencia a las ingentes masas de información que producen las organizaciones científicas, empresariales y gubernamentales y que contienen grandes bolsas de conocimiento valioso que podrían ser capturadas si aprendemos a detectarlas, aprehenderlas y leerlas o El latido del mundo. ¿Qué es la datificación?, sobre la facilidad que tenemos para producir involuntariamente información gracias a los millones de sensores que inundan el mundo.
Visualizando la complejidad. Explicar el mundo con datos aborda la tradición de transformar cifras en imágenes para contar una historia y los intentos de artistas de distintos ámbitos a mediados del s XX por crear una estética de la información, en la que los datos se convierten en un instrumento para la representación y la exploración subjetiva; Qué piensas, qué haces, qué sientes. La producción social de los datos indaga en las técnicas empleadas para tratar de determinar nuestras preferencias colectivas a la hora de comprar un producto u opinar sobre una decisión política, en definitiva, de medir nuestros sentimientos; Una nueva era del conocimiento. La revolución de las disciplinas después de los datos masivos se introduce en las metodologías de la ciencia de los datos y los nuevos perfiles profesionales que demandan; Somos datos. De la cuantificación a la mercantilización del “yo” profundiza en nuestra necesidad de medir todo lo que hacemos, como forma de autoconocimiento, que tiene una larga historia, pero que antes era una rara peculiaridad y hoy se ha convertido una práctica cotidiana con repercusiones económicas y Lo que los datos no cuentan. La tiranía del datacentrismo incide en el peligro de que el Big Data fomente la idea de que en los datos se encuentra la respuesta a cualquier problema y que nuestra sociedad puede prescindir de mecanismos más imperfectos y desordenados, basados en los mecanismos de la política y la negociación.
Por último, Datos para el bien común. Hacia una cultura crítica y participativa llama la atención sobre la responsabilidad que tenemos los ciudadanos a la hora de definir en qué clase de sociedad de los datos viviremos, si somos consumidores pasivos en manos de quienes explotan nuestra información o si ejercemos nuestro derecho a acceder a los datos que son de todos y utilizarlos.
Esta última sección recoge ejemplos de plataformas colaborativas que producen datos en paralelo a los canales oficiales.
Entre los proyectos que incluirá Big Bang Data os sugerimos prestar especial atención a tres: Tele-Present Water, de David Bowen, una escultura cinética que muestra en tiempo real el movimiento físico de la superficie del agua, de la intensidad y el movimiento del oleaje del mar en una ubicación específica, la de la boya número 51003 de la National Data Buoy Center ubicada en la parte oeste de Hawai; Thingful, de Umbrellium, un buscador del Internet de las cosas, de los objetos conectados en torno a nosotros, que agrega la información producida por distintas plataformas de sensores a nivel global y Exit, de Diller Scofidio + Renfro, Mark Hansen, Laura Kurgan y Ben Rubin, una pieza audiovisual que presenta una visualización dinámica de una base de datos con información sobre las migraciones mundiales y sus causas, articuladas en tres categorías: políticas, económicas y ambientales.
Seguro que también os llaman la atención Hello World!, de Christopher Baker, una instalación visual formada por fragmentos de más de 5000 diarios personales descargados de Internet y Stranger Visions, de Heather Dewey-Hagborg, una artista que crea esculturas de rostros humanos a partir del material genético que obtiene de objetos, como chicles, colillas, etc, que obtiene en lugares públicos. ¿Avance? ¿Miedo?
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