La primera vez que recaló en Madrid el fotógrafo francés Bernard Plossu, nacido en Vietnam en 1945, corría 1973: Pablo Pérez-Mínguez le invitó a colaborar con la revista Nueva Lente, que había comenzado a editarse solo dos años antes y que destacaba por su atención a la imagen experimental y de vanguardia; se publicaría durante algo más de una década y difundiría trabajos de autores españoles, como Joan Fontcuberta, Pere Formiguera, Jorge Rueda o Saturnino Espín, e internacionales, como Duane Michals, Christian Von Albensleven o el mismo Plossu.
En adelante, ha explicado hoy el artista, esta ciudad se convertiría en una de sus favoritas, y España en su conjunto, en la mitad de su vida: ha residido aquí durante años y los paisajes de Huesca, el Maestrazgo o el Cabo de Gata, además de diversas poblaciones, han pasado por su objetivo; es Plossu un fotógrafo esencialmente viajero, atento a lo que la naturaleza y las ciudades ofrecen de poético y de peculiar.
Esta querencia por nuestro país le fue correspondida en 2013: aquel año recibió el Premio PHotoEspaña en reconocimiento al conjunto de su producción, marcada por ese espíritu cosmopolita y libre, por el lirismo de sus composiciones y su manejo evocador del blanco y negro; y también ahora, una década después. En el marco de la programación oficial del mismo Festival y bajo el comisariado de Rafael Doctor, podemos contemplar en la Sala El Águila de la Comunidad de Madrid una muestra que reúne 140 de las imágenes que Plossu ha tomado en la capital desde los setenta hasta los últimos años, trabajos siempre de pequeño formato y en blanco y negro, estrictamente apegados a la vida y fruto de su búsqueda de la belleza en lo cotidiano; desde un perfil, una caballera o el paso acompasado de varios viandantes en un cruce, hasta la pequeña ventana de un sótano o las luces que iluminan la noche.
Su mirada pausada, atenta al detalle humilde y lo pequeño, llegó a hacer escuela desde muy temprano en nuestro país, como ha recordado hoy Doctor, que además ha subrayado el carácter atemporal muy claro que ofrecen estas composiciones: imágenes datadas hace cuarenta años podrían haberse tomado ayer, y a veces solo algunos cambios urbanísticos apuntan a otro tiempo. No ha mirado Plossu las calles de Madrid y a quienes las caminan viendo más allá, en un sentido literal, de lo que todos podríamos ver: lo que encontraremos en estas instantáneas es su visión concreta e inspirada de esos escenarios, observados con mucha atención y seguramente con cariño a lo urbano y lo humano. Al margen del documento, estas obras albergan una manera de mirar, de ser y estar que requiere apertura a la sorpresa, atención a lo inesperado, cierta complicidad con el motivo o el modelo y, quizá, ligereza en los procesos: pasea Plossu con una cámara pequeña.
Es fácil pensar que cada una de estas composiciones podría dar lugar a un relato; incluso, algunas apuntan a la literatura de forma evidente, y al cine, a las pequeñas salas a las que ya no podremos volver.
Con esta muestra, El Águila se consolida como espacio para la reflexión sobre Madrid, sus esencias y sus cambios en el tiempo, a partir de la fotografía; recordamos que el año pasado, en estas fechas, podíamos ver allí las visiones de la capital de Català-Roca.
“MADRID. Bernard Plossu”
SALA DE EXPOSICIONES EL ÁGUILA
c/ Ramírez de Prado, 3
Madrid
Del 1 de junio al 17 de septiembre de 2023
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