Benjamín Palencia y Lorca, una amistad creadora

El Centro Federico García Lorca de Granada exhibe obras y documentos que testimonian sus lazos

Granada,

A los poetas de la Generación del 27 se los conoció también como la generación de la amistad; sus vínculos se fraguaron en buena medida en torno a la Residencia de Estudiantes, donde compartieron tertulias, representaciones teatrales y también exposiciones. Como es igualmente sabido, muchos de sus autores mantuvieron asimismo relaciones fecundas con artistas plásticos y Federico García Lorca, dadas sus amplias inquietudes creativas, fue uno de los más abiertos a esos lazos: entre otros, con su paisano Manuel Ángeles Ortíz, con el uruguayo Rafael Barradas y, desde luego, con Salvador Dalí. Pero también, y ha sido menos difundido, con Benjamín Palencia, quien, a su vez, se acercó en su juventud a Juan Ramón Jiménez y, más adelante, a Rafael Alberti o José Bergamín.

Bajo el comisariado de Enrique Andrés Ruiz y Guillermo de Osma, el Centro Federico García Lorca de Granada presenta, desde hoy y hasta octubre, “La amistad creadora”, una exhibición que reconstruye la complicidad entre Lorca y Palencia a partir de los proyectos en los que colaboraron, sobre todo de La Barraca; al albaceteño se debe su enseña.

El pintor (que había nacido en Barrax, Albacete, en 1894 y se trasladó muy pronto a Madrid, donde fundaría la Escuela de Vallecas junto a Alberto Sánchez) y el poeta, que también fue gran dibujante, como supieron Gregorio Prieto y Mario Hernández, se conocieron mediados los años veinte y se dieron cuenta de que compartían inquietudes estéticas en un tiempo creativamente brillante. Lorca se sumaba entonces a la Sociedad de Artistas Ibéricos, gestada en 1925, cuyo manifiesto también firmó y Palencia transitaba constantemente entre la capital y París mientras participaba en trabajos de los citados Alberti y Bergamín.

Ya a comienzos de la década de los treinta, etapa en la que el surrealismo y la cultura popular concitaron la atención de numerosos artistas y poetas, fue cuando caminos estéticos comunes unieron en mayor medida los intereses de uno y otro: 1932 fue, en ese sentido, un año fundamental, dado que el grupo La Barraca, fundado por Federico, inició entonces sus giras por España con Benjamín como director escenográfico. Suyos fueron los figurines y decorados de la representación de La vida es sueño, aunque no fue el único pintor en colaborar con Lorca, también lo hicieron Ramón Gaya, José Caballero o Luis Castellanos.

Esta exhibición da cuenta del numeroso grupo de dibujos de Palencia inspirado en las cerámicas celtíberas de Numancia (Soria fue uno de los destinos de aquella primera gira) y cuenta con obras y documentos procedentes, en su mayor parte, del Legado Federico García Lorca que se conserva en su centro granadino y con dibujos y algún collage llegados de los fondos de la Galería Guillermo de Osma, del Archivo Benjamín Palencia y del Museo de Albacete. Tres secciones articulan el recorrido: Palencia dibujante, que aborda su producción entre 1915 y 1940; Dibujos inspirados en la cerámica numantina y, por último, Palencia, Lorca y la Barraca.

Federico García Lorca en su habitación de la Huerta de San Vicente con el cartel de La Barraca realizado por Benjamín Palencia al fondo. Archivo Federico García Lorca
Federico García Lorca en su habitación de la Huerta de San Vicente con el cartel de La Barraca realizado por Benjamín Palencia al fondo. Archivo Federico García Lorca

 

 

“La amistad creadora”

CENTRO FEDERICO GARCÍA LORCA

Plaza de la Romanilla, s/n

Granada

Del 23 de junio al 17 de octubre de 2021

 

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