Con una trayectoria de más de cinco décadas a sus espaldas, Barbara Kruger es autora de una obra fácilmente reconocible y marcada por el empleo de tipografías en negrita, de los tonos blanco, negro y rojo y de yuxtaposiciones dramáticas de texto e imagen. Su objetivo es analizar las maquinaciones del poder en relación con la cultura popular de hoy recurriendo para ello a las estrategias visuales de la comunicación de masas y el lenguaje publicitario, las mismas por las que accedemos a los contenidos que pone en tela de juicio.
Tiene como punto de partida su producción la observación de los estereotipos que se encuentran dentro de los procesos sociales de integración o exclusión, así como en los de dominación o autoridad, y se despliega en fotografías ampliadas, recortadas y combinadas, acompañadas por frases que retoman lugares comunes de la conversación general.
Compañera en su formación de Diane Arbus y Marvin Israel, ha hecho del consumismo, el capitalismo y la mujer los ejes fundamentales de sus estudios, ya desde sus primeros trabajos como diseñadora publicitaria para Conde Nast o la Gaceta Mademoiselle. Sus creaciones se sirven de los procedimientos compositivos clásicos de las imágenes, pero en esos “marcos tradicionales” ella introduce una elevada carga crítica, un discurso conceptual sarcástico en torno a nuestros comportamientos colectivos: la forma es sólo una herramienta de transmisión de un mensaje profundo que debe conducir al autocuestionamiento.
Para Kruger, la sociedad está controlada por los códigos dictados por los medios de información, hasta el punto de que las experiencias vividas, en ocasiones, se reducen a la imitación de aquellos clichés asentados en nuestra memoria.

El próximo 24 de junio, y en colaboración con la autora, el Museo Guggenheim Bilbao abrirá la que es su primera antológica exhaustiva en España, “Another day Another night”, comisariada por Lekha Hileman Waitoller. La arquitectura de las salas del edificio de Gehry acogerá sus propuestas sonoras y textuales, que envolverán al espectador en un pretendido encuentro con creencias asumidas y por ella desafiadas.
Llegarán a Bilbao desde trabajos tempranos (entre ellos sus célebres paste-ups) a piezas y vídeos digitales recientes, que se nutren tanto de un buen número de fuentes comunicativas -eslóganes publicitarios, doctrinas religiosas, discursos políticos, comentarios de Internet- como de sus pensamientos personales sobre esos vigentes sistemas de control. Repasando, por tanto, hitos de su carrera, comprobaremos que la yuxtaposición de imágenes y palabras y el recurso a la monumentalidad en las dimensiones han sido, en sus manos, opciones muy válidas para abordar críticamente el caudal de datos que nos llegan a través de los medios de comunicación, de manera explícita o subliminal.
El empleo, en su caso, de mecanismos del lenguaje publicitario se debe a su intención de subvertirlos y de llamar nuestra atención sobre esas vías de persuasión y vigilancia que suelen pasar desapercibidas. Ya durante su mencionada etapa como diseñadora gráfica a fines de los sesenta aprendió Kruger que la claridad compositiva y el uso inteligente de la información visual podían ser muy eficaces para captar la atención.
Fue en ese momento, también, cuando se consolidó la sensibilidad de la artista hacia las derivas de la difusión de imágenes en la sociedad de consumo y su potencial capacidad e influencia: entonces, tipografías como la Helvetica Ultra Compressed o Futura Bold empezaron a convertirse en sus señas de identidad, porque generaban impacto, eran fáciles de leer y porque le permitían despojarse de una parafernalia visual que no le interesaba. El lenguaje para ella es tanto forma como contenido, y proporciona tantas claves como cualquier fotografía.

Se abrirá el recorrido con un proyecto bien conocido: Sin título (I shop therefore I am), que ideó en 1987 como serigrafía fotográfica sobre vinilo pero que reimaginó en 2019 como instalación LED con sonido y animación; esta última versión es la que llegará al Guggenheim. Su título es una de las muchas variaciones que ofrecerá: después llegarán Compro, luego acumulo; Necesito, luego compro; Amo, luego necesito… y otras proposiciones de inspiración cartesiana en las que consumo e identidad quedan entrelazados.
Otras tensiones de la contemporaneidad no ligadas al materialismo se harán presentes en obras como Sin título (Forever), que recoge en blanco y negro una sombría predicción de Orwell, la de que podríamos imaginar el futuro como una bota aplastando sin cesar un rostro humano. O en Sin título (Verdad), en la que esa última palabra pasa del negro al gris, llevándonos a debatir si su concepto es indeleble o puede erosionarse con el tiempo. Contrastarán con ese tipo de trabajos, contundentes en su fondo y colectivos en su implicación, fórmulas sonoras de cariz íntimo: Te quiero, Lo siento.

Como guiño a la cultura vasca, y entroncando con su habitual estudio del lenguaje como fuerza poderosa que nos define y en la que no caben jerarquías, sino peculiaridades, Kruger ha concebido específicamente para esta ocasión una propuesta en euskera y castellano: Sin título (Camino), fechada este mismo año. Conectará las diversas salas de la exposición con el atrio del Guggenheim, aludiendo al paisaje lingüístico bilbaíno.
En suma, frente a la saturación visual (y retórica, y persuasiva) y frente a la puesta en cuestión de las verdades objetivas, continúa remando la artista de Nueva Jersey a favor del pensamiento y la lentitud. Nos lo dice en letras grandes.


“Barbara Kruger. Another day. Another night”
Avenida Abandoibarra, 2
Bilbao
Del 24 de junio al 9 de noviembre de 2025
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