¿La esencia de la cultura está contenida entre las paredes de los museos? ¿Es imprescindible la contemplación visual de sus obras y objetos para acceder al conocimiento?
Se lo plantea el madrileño José Manuel Ballester en sus últimos trabajos, que podrán verse a partir del 8 de septiembre en la Galería Ivorypress bajo el título de “Museos en blanco”. Se trata en su mayor parte de fotografías en las que el artista se ha propuesto “vacíar” museos, no solo los que tienen sede entre cuatro paredes, sino también los que llevamos guardados en nuestra memoria.
Su objetivo ha sido cuestionar si es posible que la contemporaneidad y las nuevas tecnologías nos lleven a adoptar nuevos mecanismos de evaluar nuestro pasado y nuestro futuro que no se basen en el almacenamiento físico más o menos ordenado. Ha utilizado por ello recursos visuales que pretenden variar la posición del espectador tanto frente al mundo exterior como frente a sus propios recuerdos, situándonos frente a un vacío que puede causar desasosiego o resultar liberador.
Al vaciar los museos, Ballester también ha querido incidir en el cada vez mayor peso de lo virtual como contenedor de nuestros deseos
El fotógrafo, que como sabéis se inició como pintor y que en 2010 recibió el Premio Nacional, entiende los museos únicamente como espacios que cobijan o custodian piezas representativas de las diferentes etapas de la historia, nada más ni nada menos; una historia que, por naturaleza, se articula en fragmentos y es constantemente revisada y que, salvo excepciones, se nos presenta descontextualizada.
Al vaciar los museos, Ballester también ha querido incidir en el cada vez mayor peso de lo virtual como contenedor de nuestros deseos e inquietudes, y también de esos fragmentos de pasado: subraya el artista cómo lo material cada vez tiene menor vigencia a la hora de dar forma a nuestras emociones.
No solo de fotos de sus habituales arquitecturas silenciosas, armónicas y luminosas, se nutrirá “Museos en blanco”: también podremos ver en Ivorypress una vitrina con dibujos de pequeño formato y distintas publicaciones.
No es la primera vez que Ballester convierte los museos en su fuente de inspiración: entre las piezas que donó hace años al IVAM y que se presentaron en este centro en 2005 se encontraban trece fotografías con imágenes captadas en diversos espacios museísticos, como la ampliación del Museo del Prado realizada por Rafael Moneo, la del Museo Thyssen-Bornemisza, los nuevos espacios del Reina Sofía planteados por Jean Nouvel, el CAB burgalés, la maqueta de Sejima y Nishizawa para la ampliación del propio IVAM o la Neue Nationalgalerie de Berlín.
Hace solo cinco años también nos enseñó en el Museo Arqueológico Nacional imágenes de su remodelación.
Como los que lo conocéis sabéis, virtuosismo técnico asegurado.
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