Su obra se sitúa entre las formas de representación clásicas, el bajo relieve, el bulto redondo, la factibilidad de la materia escultórica, la incorporación de la fotografía como medio expresivo y complementario, y el gusto por la escenografía. De este modo, Noguero, conjuga elementos expresivos que, funcionando por separado, se complementan hasta conformar un resultado global. Fotografía las esculturas que previamente ha realizado, recreando el ambiente de su taller, para refotografiarlas una vez que las ha manipulado con pintura. Desde las primeras aproximaciones del escultor Medardo Rosso a la fotografía como instrumento para optimizar el funcionamiento de su trabajo en el medio real, Noguero lo invierte, convirtiendo sus esculturas en objetos que solo sirven paran ser reproducidos en el medio fotográfico. De este modo, al contrario que Rosso, la escultura es el ingrediente de una obra contradictoriamente efímera en su vocación tridimensional. Heredero de la obra de Louise Bourgeois, y de la mirada enfática de Nan Goldin , la avidez con que estas situaciones son fotografiadas tras haber sido cuidadosamente preparadas, revelan el carácter provisional del instante y la densidad poética de la intención del artista. Destacan sus exposiciones individuales en la Galería Luis Adelantado de Valencia, Galería Joan Prats de Barcelona, y su presencia en el XV Salón de los XVI.