A la vez que trabaja como cartelista de cine e ilustrador, asiste a clases nocturnas en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona. Tras combatir en el bando republicano en la Guerra Civil, en 1939 llega a París y pronto se integra en el grupo de artistas españoles conocidos bajo el nombre de la Escuela de París. En 1944 conoce a Picasso, que será determinante en su evolución artística. En 1954 decide dedicarse por entero a la pintura y desarrolla un intenso trabajo en el campo de la ilustración y los decorados teatrales. Aunque en un principio su pintura parte de una figuración intimista en la línea de Bonnard y Vuillard, donde va progresivamente esquematizándose el resultado del conjunto de su trabajo, es una constante experimentación con la materia y las técnicas artísticas. Desde los años sesenta, interesado sobre todo en las texturas, experimenta con diversos procedimientos, como la pintura sobre tapiz, esculturas en plomo, relieves y ensamblajes con cuerdas, maderas y materiales de desecho.