Perteneciente a la primera promoción de la facultad de Bellas Artes de Pontevedra se da a conocer a mediados de los años noventa con una serie de esculturas y dibujos en los que registra la epidermis de la naturaleza. Su obra representa un acercamiento muy físico, pero no excedido, que prolonga con una serie de paisajes sobre madera rematada con colores vivos y tintas planas. Cidrás establece una analogía entre los procesos que se dan en la naturaleza y en la vida urbana utilizando recursos y medios técnicos que pueden proceder tanto de la fotografía, del video, del ordenador, como los tradicionales de la pintura. En lugar de considerar los términos artificial y natural como opuestos, le interesa plantearlos como continuidad, rompiendo la oposición que se da entre naturaleza-sociedad o naturaleza-cultura. De ahí surgen unas piezas que se proyectan en la pared horizontalmente como ejemplos de planificación o dimensión utópica.
Su trabajo integra fórmulas provenientes de la publicidad o incluso de los planos topográficos resultando de todo ello un constante proceso de experimentación en donde el espacio, el objeto, y la estética que rodea a todo ello, reavivan un discurso en el que el espectador asume la responsabilidad de otorgar al objeto-creación, el papel que le corresponde en el arte. Entre sus exposiciones destacan las realizadas en la galería Sargadelos y en la Galería Marisa Marimon, de Santiago de Compostela. En 1990 le conceden la beca de creación artística de la Asociación de Artistas Plásticos de Pontevedra , y en 1991 la de la Diputación de Pontevedra y la de los talleres Künstler in köln, Colonia. En el 2001 expone en el Centro Gallego de Arte Contemporáneo de Santiago de Compostela.