Perfecto representante de la frivolidad y la elegante superficialidad de la vida en la corte francesa a mediados del siglo XVIII. Recibe influencias de su maestro, François Lemoyne y de Watteau, entre otros. Viaja a Italia entre 1727 y 1731, ocupando tras su regreso, puestos importantes tanto en la Academia como en la corte. Domina todas las ramas de la pintura decorativa y son los temas mitológicos y sociales los que ocupan lugar destacado en su obra ya que los transforma en escenas galantes de gran carga erótica, pintando la carne femenina con una deliciosa sensualidad, especialmente en su Muchacha tendida (1751), Alte Pinakothek, Munich. Transmite su encanto y su brillante ejecución a su discípulo más importante es Fragonard.