Se forma artísticamente en el taller de Cecilio Plá durante tres años. A principios de los años veinte se introduce de lleno en el ambiente literario madrileño y colabora asiduamente como ilustrador en las revistas progresistas de la época . En 1925 se traslada a París y hace amistad con Picasso y Juan Gris. Desde entonces se convierte en uno de los más relevantes representantes de la Escuela de París. Con motivo de la llegada de los alemanes a la capital francesa, se traslada con su amigo Matisse a San Juan de Luz. Finalizada la contienda mundial regresa a París, donde lleva una vida solitaria y tan solo se relaciona con sus íntimos amigos Picasso y Teriade. Hasta comienzos de los años cuarenta realiza una figuración intimista en la que aflora el recuerdo de Cézanne, el cubismo
y Matisse. Tras la guerra su obra se ensombrece, trabajando siempre sobre los mismo temas (naturalezas muertas, interiores, personajes, etc), que retoman cierta claridad en los años cincuenta. Formalmente su obra tiende hacia una mayor esquematización con figuras dispuestas en planos sucesivos y un predominio de suaves tonalidades.