Sus primeros conocimientos le vienen de su padre el también escultor Francisco Bellver; conocimientos que amplia en Madrid gracias a sus estudios en la Real Academia de San Fernando. Hacia 1874 se traslada a Roma tras obtener una pensión para estudiar en la Academia de España: envía entonces numerosos dibujos a Madrid en los que se aprecia un completo dominio del estilo propio del neoclasicismo. Su estilo se caracteriza por una perfecta combinación de la estética neoclásica con un dramatismo propio del romanticismo, y por un gran realismo en los detalles; a su regreso a España este eclecticismo estilístico se combina con modos propios del historicismo tal y como se aprecia en el Sepulcro del Cardenal Silíceo, en el Colegio de Doncellas Nobles de Toledo . Su Ángel Caído ubicado en el Parque del Retiro de Madrid, y realizado durante su estancia en Roma, figura entre las mejores obras escultóricas del siglo XIX.