Desde un universo íntimo y reflexivo, la obra de Melquíades Álvarez, tiene su origen en la realidad para trasladarse a la evocación poética y al juego de las apariencias. Con unos presupuestos plásticos similares a los de Aquerreta , sus pinturas y esculturas fluyen en el interior de si mismas, acentuando el valor de lo seleccionado en la representación, como fracción de un todo inabarcable. Es a través de la mirada del artista, en la tradición de los valores seculares en arte, el medio de situarse en el extremo de lo sensible y en el límite de la percepción. Destacan sus exposiciones individuales en el Museo Barjola, Gijón (1994), Galería Egam, Madrid (1995), Sala BBK, Bilbao (1996), y Galería Almirante, Madrid (1997). Su obra se encuentra en el Museo Jovellanos, Gijón, Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo, Museo Municipal de Bellas Artes de Santander, museo Municipal de Madrid, Museo de Budapest, Hungría, Institución Príncipe de Viana, Pamplona, Fundación Juan March, Madrid, Fundación Coca-Cola España, Madrid, Fundación La Caixa, Barcelona, y Banco de Vizcaya, Madrid.