Vicente Jarque
Uno de los parámetros básicos del arte contemporáneo tiene que ver, sin duda, con su confrontación de las nuevas tecnologías.
Instituto Valenciano de Arte Moderno. IVAM
Desde el 27 de septiembre de 2007 hasta el 11 de noviembre de 2007
En general, lo que predomina es el uso de las tecnologías digitales de producción, manipulación y difusión de imágenes. En este contexto, el caso de Eduardo Kac (Rio de Janeiro, 1962) resulta llamativo por su manera de jugar no sólo con imágenes, sino con la idea de producir obras de arte que son a la vez seres vivos, como los microorganismos que componen las pinturas del Specimen of Secrecy about Marvelous Discoveries (2006). De hecho, Kac inició su trayectoria haciendo performances y poemas visuales en forma de holografías cambiantes (Holopoems, 1986). Más tarde trabajó lo que llamaba telepresencia, construyendo robots que podían moverse a control remoto.
Eduardo Kac GFP Bunny, Alba the Fluorescent Rabbit, 2000 |
Eduardo Kac Euroscale |
En 1997, en su Time Capsule, decidió implantarse un microchip en la pierna. Desde entonces, su interés se ha centrado en el arte transgénico: en Génesis (1999) introdujo un gen sintético en unas bacterias, generando un biotopo basado en un texto bíblico traducido en forma de mensaje en clave de ADN. Con todo, su obra más conocida es la coneja fluorescente (GFP Bunny) nacida en 2000 merced a la manipulación de su ADN, en donde se insertó un gen que la hacía aparecer verde bajo ciertas condiciones lumínicas. Lo más relevante de la obra actual de Kac es su incidencia en las relaciones entre el sujeto humano y el mundo animal, y en la posibilidad de que la superioridad que aquel se atribuye resulte ser un fiasco. Por otro lado, no puede sino celebrarse el ejemplo que ofrece de fructífera colaboración con la ciencia (sobre todo, porque el arte no la necesita).
Eduardo Kac. Genesis, 1999
Eduardo Kac
Chaos, 1986