La sala neoyorquina expone un compendio de sus trabajos desde los años setenta
Cuarenta trabajos de A.R. Penck, entre lienzos y esculturas representativos de la evolución de la estética del artista expresionista alemán entre los setenta y la actualidad, se exhiben en la galería neoyorquina Cardi Black Box hasta finales del próximo noviembre. La exhibición incluirá catorce bronces muy poco conocidos de este autor, cuya obra escultórica no ha sido demasiado estudiada hasta la fecha.
A.R. Penck, pseudónimo de Ralf Winckler, nació en 1939 en Dresde y desde los inicios de su trayectoria artística cosechó las críticas de las autoridades comunistas de la Alemania del Este, que consideró subversiva su producción. Rechazado por este motivo en las Academias de arte, llevó a cabo una formación autodidacta y orientada a muy diversos campos: desde la pintura a la filosofía, desde la historia y la religión a la música. La vertiente más conocida de su obra son sus pinturas y grabados, pero también experimentó con la música (sobre todo el jazz), el cine y la poesía. No hay que olvidar que fue miembro del grupo de rock “Triple Trip Touch” y que ha llegado a tocar con Butch Morris.
Considerado como uno de los artistas que más contribuyó a la renovación del medio pictórico en Alemania, se distanció desde sus comienzos de la pintura tradicional para encauzar su propia carrera de forma independiente, combinando características de la Abstracción y la Figuración y empleando una pincelada de aire marcadamente infantil y un intenso cromatismo.
Inspiradas a menudo en las pinturas rupestres, las composiciones de Penck combinan signos e imágenes de apariencia arcaica que componen un léxico visual tan comprensible como original.
Se considera que la obra de Penck aborda fundamentalmente la relación entre individuo y sociedad. Desde los setenta, figuras y símbolos elementales han alcanzado una mayor primacía en sus trabajos y su rica paleta cromática anterior da paso en ocasiones al uso exclusivo del blanco y el negro.
A finales de aquella misma década comenzó también a elaborar esculturas de mármol, bronce y madera. Su traslado en 1980 a la Alemania Occidental marcó un cambio evidente en su producción, que recuperó su audacia colorista y se enriqueció con la introducción de la tridimensionalidad.
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