Antonio Palacios, un arquitecto para Madrid

CentroCentro revisa sus proyectos en la capital

Madrid,

El año pasado se cumplieron 150 desde el nacimiento en Porriño, en Pontevedra, de Antonio Palacios; hasta allí se había trasladado su amplia familia desde Madrid a causa del trabajo de su padre, que era ayudante de obras públicas. Se cuenta que la convivencia temprana con planos, herramientas y maquinaria tuvo que ver con el deseo del que sería uno de los arquitectos fundamentales en la configuración de la imagen de Madrid por formarse, precisamente, en Ingeniería y Arquitectura, disciplinas que cuando él estudió, en la última década del siglo XIX, compartían asignaturas hasta que los alumnos debían optar por su especialización en una rama u otra.

Él dijo haber echado a suertes su decisión última (Arquitectura, claro), contra el criterio de sus padres. Fueron sus maestros, entre otros, Ricardo Velázquez Bosco (artífice de los Palacios de Velázquez y de Cristal o de la actual sede del Ministerio de Agricultura) o Manuel Aníbal Álvarez y entre sus referentes se encontraron, asimismo, figuras clave de este momento como Viollet-le-Duc u Otto Wagner.

El estudio del propio Velázquez Bosco fue, de hecho, el primero en el que trabajó, entre 1900 y 1902, hasta incorporarse al del que había sido su compañero de clase: Joaquín Otamendi. Éste último, bien posicionado socialmente, le proporcionó contactos útiles entre la burguesía madrileña. El primer proyecto conjunto de ambos fue la decoración del Puente de la Princesa de Asturias.

No pasó mucho tiempo hasta que, en 1904, Palacios fue nombrado arquitecto jefe del Ministerio de Fomento y vocal de la Junta de Urbanismo, cargos que compaginó con sus labores junto a Otamendi. Con él mismo, además, dio forma a su exitosa propuesta de Palacio de Comunicaciones, la actual sede del Ayuntamiento de Madrid y de CentroCentro, que ahora dedica al arquitecto una muestra derivada de un proyecto de investigación y divulgación en torno al concepto de metrópoli que este autor concibió para Madrid. Sus impulsores son Javier García-Gutiérrez Mosteiro y Julián García Muñoz, doctores en Arquitectura en la Politécnica, y su eje es el estudio, justamente, de los proyectos madrileños eminentes de Palacios (conviene recordar que también trabajó fuera; en estos primeros años, sobre todo en su Galicia natal).

Antonio Palacios. Madrid metrópoli. El sueño de Antonio Palacios. CentroCentro Cibeles
Antonio Palacios. Madrid metrópoli. El sueño de Antonio Palacios. CentroCentro Cibeles

Mientras Antonio era seleccionado como miembro del jurado de la Sección de Arquitectura de la Exposición Nacional de Bellas Artes, Otamendi y él recibían encargos importantes, tanto como el Hospital de Maudes o los talleres del Instituto Católico de Artes e Industrias, ambos en Madrid.

Durante un tiempo, Palacios conjugó la arquitectura con la docencia, al ejercer como profesor interino en la Escuela de Arquitectura de Madrid en las asignaturas de Modelado, Detalles Arquitectónicos y Detalles Decorativos; de la mano de ese centro viajó en 1911 a Egipto, una estancia que sería relevante en su andadura. Sin embargo, al no lograr una plaza como profesor numerario de Proyectos de Detalles Arquitectónicos y Decorativos (por empatar con Teodoro Anasagasti) decidió dejar a un lado las clases.

Otra de sus obras clave se materializó en 1910: el Banco del Río de la Plata aprobó el proyecto de Palacios y Otamendi para su sucursal de Madrid, en la calle Alcalá, coincidiendo con el nombramiento de ambos como funcionarios del nuevo negociado de Arquitectura y Urbanismo del Ministerio de Fomento. Antonio asumió, además, el cargo de presidente de la Sección de Arquitectos del Círculo de Bellas Artes, desde el que participó de la búsqueda y selección de una nueva ubicación para la sede de esta institución y también de la organización de la Primera Exposición Nacional de Arte Decorativo en el Parque del Retiro.

Los éxitos se sucedían: en 1912 fue nombrado presidente de la Sociedad Central de Arquitectura y no mucho más tarde arrancaron las obras del Metropolitano de Alfonso XIII, el actual Metro Madrid, y tanto Palacios como Otamendi fueron señalados como arquitectos de la compañía. Antonio colaboraría, incluso, en el desarrollo del suburbano durante casi un cuarto de siglo e intervino en la construcción de las líneas 1, 2, 3 y 4 y sus edificios auxiliares.

La inauguración del Palacio de Comunicaciones, que tuvo lugar en 1919, pondría fin a este dúo profesional estelar. Otamendi aceptó un puesto de arquitecto para Correos y desarrolló el resto de su trayectoria en el ámbito del sector público, pero su amistad nunca se perdió.

Ya en solitario, Antonio presentó una propuesta para la nueva sede del Círculo de Bellas Artes. Fue controvertida: el jurado la desechó, pero la mayor parte de los socios la apoyaron, así que las obras del edificio comenzaron en 1921. Era una etapa para él de numerosos viajes europeos, y de más encargos: los de la Casa Matesanz o el Sanatorio de la Fuenfría en Cercedilla (también se le debe el Ayuntamiento de su pueblo, Porriño).

En 1926 ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y recibió un buen número de homenajes y reconocimientos públicos, pero también tendría que hacer frente al derribo de algunos de sus proyectos pasados, como el Puente de la Princesa de Asturias o el templete de acceso al metro en Puerta del Sol, a la vez que iniciaba su último gran trabajo, el del Banco Mercantil e Industrial en la calle Alcalá, 31, la actual sala de exposiciones de la Comunidad de Madrid.

Tras la Guerra Civil, su actividad la volcó hacia lo íntimo: se ocupó del diseño de su propia casa, en un solar que su mujer y él habían adquirido en El Plantío y donde falleció en 1945.

El eclecticismo, la racionalidad de las estructuras y la búsqueda de expresividad en el empleo de los materiales serían el sello de la arquitectura de Palacios. Los proyectos examinados en la exposición de CentroCentro, “Madrid Metrópoli”, son los suyos más conocidos en la capital (el Palacio de Comunicaciones, el Hospital de Jornaleros, el Banco Español del Río de la Plata -actual Instituto Cervantes- y el Círculo de Bellas Artes), pero también se hace hincapié en sus contribuciones al urbanismo madrileño de aquel tiempo entre Alcalá y la Puerta del Sol: sus edificaciones quedan al servicio de la practicidad a la vez que epataron a los paseantes por su monumentalidad, y definieron el corazón comercial y financiero de la ciudad en un periodo clave para su modernización.

En los interiores favorecía la accesibilidad y los espacios de trabajo se distribuían racionalmente; se apropió de la piedra para las fachadas, del hierro y el cristal para llevar luz cenital a las naves y del ladrillo para construir los muros de carga. Por sus volúmenes, estas obras destacaron en su entorno sin romper la estética del conjunto, un ejercicio de filigrana que no requería ornamentación.

 

 

“Madrid metrópoli. El sueño de Antonio Palacios”

CENTROCENTRO

Plaza de Cibeles, 1

Madrid

Del 8 de abril al 6 de julio de 2025

 

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