Antoine Watteau. La Partie Carrée (detalle). MFA San Francisco
BOZAR examina la obra del artista en el contexto del arte francés del s XVIII
Casi treinta años después de la última retrospectiva dedicada a Antoine Watteau, el centro BOZAR de Bruselas, en colaboración con el Palais des Beaux-Arts de Lille, presenta hasta el 12 de mayo “Antoine Watteau. La Leçon de Musique”, exhibición que ofrece una espléndida oportunidad de redescubrir la obra del pintor galo y la de sus contemporáneos a través de un centenar de pinturas, dibujos y grabados, así como de varios instrumentos musicales del s XVIII que aparecen en algunas de aquellas representaciones.
Comisariada por el director de orquesta William Christie y por el artista Michaël Borremans, esta muestra, la primera del francés en Bélgica, pretende resaltar la variedad de la producción de Watteau, su carácter atemporal y las múltiples referencias musicales que incorpora.
Antoine Watteau. Portrait d’Antoine de La Roque Huile sur toile Tokyo, Tokyo Fuji Art Museum
Además, el artista belga Dirk Braeckman intervendrá en la exposición mostrando sus fotografías inspiradas en obras de Watteau, enlazando así su figura con la creación contemporánea.
El artista nació en Valenciennes y de su infancia poco se sabe. A través de su maestro, Claude Gillot, descubrió la pintura italiana y la Comedia del Arte, muy influyentes en sus trabajos pese a que Watteau nunca viajó a Italia y desarrolló la mayor parte de su carrera en París, durante el reinado de Luis XIV y en el periodo de la Regencia. En la década de 1720, trabajó bajo la protección de Pierre Crozat, uno de sus grandes mecenas, que desarrolló además en torno a él un círculo musical del que participarían compositores franceses e italianos.
Antoine Watteau. L’Enchanteur Huile sur cuivre Troyes, Musée des Beaux-Arts
La colección de Crozat ayudaría también a Watteau a encontrarse a sí mismo como artista, a descubrir su entusiasmo por los dibujos de maestros flamencos y venecianos como Rubens, Van Dyck o Tiziano y a inspirarse en su magistral manejo del color, el movimiento y la sensualidad. Su estilo fue, no obstante, menos grandilocuente y formal, más ligero y de una elegancia sin precedentes.
Es por ello que la representación en la obra de Watteau de escenas de música, teatro o danza no es en absoluto fortuita y se hace muy habitual en sus fiestas galantes.
En Bruselas podremos ver quince lienzos del artista, treinta de sus dibujos (algunos no expuestos en Europa en el último medio siglo), y medio centenar de grabados de autores como Boucher, Benoît Audran II y Charles-Nicolas Cochin, que podrán verse por vez primera junto a partituras e instrumentos musicales de su tiempo.