El Art Institute of Chicago analiza la personalidad de Eduard Munch a través de sus obras más representativas
Con el objetivo de acercarse a la comprensión del pensamiento de Eduard Munch más allá de nuestra habitual visión del noruego como artista mítico y artífice de imágenes que representan a la perfección la desesperación y ansiedad del hombre moderno, el Art Institute of Chicago nos presenta, desde mañana y hasta el 26 de abril, una muestra retrospectiva que, bajo el título de “Becaming Eduard Munch: Influence, Anxiety and Myth”, indagará en la inestable personalidad del creador y en las repercusiones en su obra de la producción de sus contemporáneos franceses y alemanes, como Ensor, Monet o Van Gogh.
ART INSTITUTE OF CHICAGO
111 South Michigan Avenue
Chicago
La exhibición se estructurará en diversas secciones temáticas: Construcción de una persona, Aislamiento e influencia, Interiores, La calle, Ansiedad, Mujeres Fatales y Naturaleza. De su contemplación podremos deducir que la imagen torturada y bohemia que críticos, historiadores e incluso el propio pintor se encargaron de difundir no se hace patente en el conjunto de sus trabajos, sino que, junto a sus obras más temperamentales, centradas en su sufrimiento existencial o su visión de la enfermedad y la muerte, podemos encontrar piezas más apacibles y de calmada belleza, como sus paisajes o sus imágenes de bañistas, en las que exalta el cuerpo humano y la naturaleza desde un punto de vista mucho más alegre y vital. En su llamado Manifiesto de las Santas Nubes, un joven Munch ya expresaba su voluntad de representar el amor, el odio, la nostalgia, la desesperación y el sueño y su vertiente erótica como si éstos fueran temas sagrados, tratando de transformar lo profano en eterno, guiado por una sensibilidad inmensa y muy peculiar. Las visitas del noruego a París en 1885 y en 1889 y su conocimiento de la pintura francesa de vanguardia transformaron su paleta y el enfoque subjetivo de su obra: de aquella etapa datan la mayoría de sus imágenes de las bulliciosas calles de París y Cristiania (la antigua Oslo), en las que experimenta, al modo impresionista, con efectos cromáticos y perspectiva. Hay que recordar que la concepción de la vida urbana como objeto artístico prácticamente no contaba con precedentes en Noruega. Así mismo, la muerte, el sexo, lo sagrado y lo profano tienen cabida en su representación de las Madonnas: arquetipo de feminidad peligrosa muy popular en el s. XIX, pero las últimas obras que se exponen en Chicago nos recuerdan que el arte de Munch no se basó sólo en lo tormentoso y árido: se trata de paisajes, fuertemente anclados en la tradición artística de su país e inspirados en los nocturnos de Whistler. Reflejan la fascinación romántica del pintor por los fiordos y las montañas, eso sí, teñidos de un color azul que alude a su estado de ánimo y a su complicado mundo interior.
Eduard Munch
Madonna, 1895
Eduard Munch
Kiss by the window, 1892