Angie Jon: la vida como pétalos

La Galería Silvestre presenta su primera individual de la peruana

Madrid,

Angie Jon es una artista limeña que se introdujo en la actividad creativa, y en la pintura, de forma más repentina que gradual, siendo ya adulta y tras haber cultivado otras profesiones. El centro de su producción son los materiales: elige los adecuados para hablar con el espectador y para comunicarse, ella misma, con las piezas y le interesan sobre todo aquellos que remiten a la piel, en relación con las vivencias e identidades propias: en ella se refleja el paso del tiempo y de su pésima contemplación se derivan racismos e intolerancias.

Hasta el próximo 28 de mayo presenta en la Galería Silvestre de Madrid “Calla la boca”, un conjunto de trabajos elaborados con porcelana y una planta llamada luffa, que genera como fruto una esponja vegetal; pese a su aparente sutilidad a la hora de envolver los espacios de la sala, transmiten contundencia, tensión y resistencia, rasgos que Jon pretendía justamente extraer de la manipulación de esos elementos al entender que forman parte de sus esencias. Precisamente le cautivó de la porcelana el hecho de que, siendo extremadamente frágil a los golpes, pudiera soportar elevadísimas temperaturas; las luffas ofrecen también una muy elevada firmeza, resistiendo largas intervenciones.

Los procesos de trabajo de esta artista con materias como estas no son nunca casuales; es más, ella no considera como obras suyas los objetos que forman parte de sus exposiciones sino las acciones de las que son fruto, a modo de porciones de una vida detenida, sellada; de fragmentos inseparables del binomio de conceptos arte-vida que no remiten a ningún relato o episodio concreto, pero sí pueden dialogar con cualquier existencia.

La pieza central de la exhibición remite, de hecho, a las particulares vivencias de Jon como persona y como migrante, plasmadas en su piel: consta de decenas de miles de pétalos que encarnan la deconstrucción de un proceso de mímesis personal; simbolizan los días de su vida transcurridos hasta que decidió quedarse sin pelo, hecho que también ha registrado en una fotografía de gran formato aquí expuesta y que podemos considerar parte del ritual de esa deconstrucción.

Angie Jon. "Calla la boca". Galería Silvestre
Angie Jon. “Calla la boca”. Galería Silvestre
Angie Jon. "Calla la boca". Galería Silvestre
Angie Jon. “Calla la boca”. Galería Silvestre

Las piezas en luffa hacen igualmente referencia a su espalda dolorida, víctima de los caminos migratorios. Como si configurara un sistema nervioso, la ha transformado también en cerámica: en esculturas tan rígidas como delicadas, rasgos que tienen en común con su cuerpo y el de todos; le interesa a esta autora incidir en la poética de lo débil y su estrecha convivencia con la solidez.

En “Calla la boca” Jon hace, por tanto, todo lo contrario: nos ofrece una cartografía individual en la que deja claro que tenemos mucho de que hablar sin ir más allá de nuestras propias vidas, dado que lo particular y lo global, como lo suave y lo robusto, están muy evidentemente enlazados, como lo material y lo espiritual, el cuerpo y la geografía. Decía F. Guattari en Micropolítica que siempre se tiene que partir de alguna cosa, es decir, siempre se tiene que disponer de una cartografía mínima.

Angie Jon. "Calla la boca". Galería Silvestre
Angie Jon. “Calla la boca”. Galería Silvestre
Angie Jon. "Calla la boca". Galería Silvestre
Angie Jon. “Calla la boca”. Galería Silvestre

 

 

Angie Jon. “Calla la boca”

GALERÍA SILVESTRE

c/ Doctor Fourquet, 21

Madrid

Del 2 de abril al 28 de mayo de 2022

 

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