El MACBA analiza la producción de la artista entre 1969 y 1984
“En el laberinto. Àngels Ribé, 1969-1984”
MACBA
Plaza dels Ángels, 1
08001 Barcelona
Del 15 de julio al 23 de octubre de 2011
De lunes a viernes, de 11:00 a 19:30 horas
Sábados, de 10:00 a 20:00 horas
Domingos y festivos, de 10:00 a 15:00 horas
Martes cerrado
En la línea de trabajo en la que el MACBA barcelonés recupera obras poco conocidas pero relevantes de artistas contemporáneos destacados en nuestro país, este centro acoge hasta el 23 de octubre una muestra que abarca trabajos de Ribe fechados entre 1969 y 1984, etapa en la que se hizo evidente en España un cambio de modelo estético y una transformación de las prácticas artísticas.
Fue precisamente en los inicios de los setenta cuando Àngels Ribé se trasladó a París y comenzó a desarrollar su interés por el arte, sobre todo por cuestiones vinculadas al volumen, la forma y la intervención en espacios públicos. La pieza que da título a la exhibición es Laberint, una pieza elaborada en plástico transparente de color amarillo que estudia las relaciones entre objeto, entorno y cuerpo. Su principal característica es su vocación de interacción con el espectador, al que ofrece perderse en un recorrido sensorial muy diferente al de la opacidad habitual de los laberintos.
En obras posteriores, Ribé pasó a hacer aún mayor hincapié en la desenfatización del objeto, concebido como entorno, como recorrido o como medio (Two Main Subjective Points on an Objective Trajectory, 1975) y en la relevancia de la geometría, que incorporó a fotografías, instalaciones, films y performances.
En ocasiones, Ribé emplea materiales poco comunes, como el agua, la espuma, las luces y las sombras, a las que confiere en ocasiones carácter simbólico, o aborda el tema de la intervención del subconsciente y la subjetividad en la percepción, reflexionando en ocasiones sobre la condición actual de la mujer.
A principios de la década de los ochenta, Ribé trabaja desde una simbiosis de medios: la escultura como soporte de la pintura, como en el caso de Paisatge (1983), o la pintura escultórica de las rejas, en que la pintura se extiende más allá del soporte y cubre directamente la pared. La exposición también presenta una selección de dibujos inéditos ejecutados en 1984, en los que el desgaste de la pintura a medida que el trazo se repite acentúa la sensación de pérdida y fragilidad tan frecuente en su obra, que rompe con algunos de los paradigmas de la modernidad que llevan implícitos la perdurabilidad y la monumentalidad de la obra de arte.