Ana Mendieta, cuerpo de tierra

El MUSAC exhibe un centenar de sus obras en León

León,
Ana Mendieta. Untitled (Glass on Body Imprints), 1972-1997. Copyright Ana Mendieta. The Estate of Ana Mendieta Collection y Galería Lelong. Cortesía MUSAC
Ana Mendieta. Untitled (Glass on Body Imprints), 1972-1997. Copyright Ana Mendieta. The Estate of Ana Mendieta Collection y Galería Lelong. Cortesía MUSAC

El año que viene se cumplirán cuatro décadas desde la muerte de Ana Mendieta, artista nacida en La Habana en 1948 que, cuando tenía doce años, hubo de exiliarse en Estados Unidos y cuya obra transitó constantemente entre la cultura hispana y la norteamericana, posicionándose en su trabajo como mujer y como latina en el contexto anglosajón, en la senda de otras autoras feministas de ese momento.

Durante los años setenta, y en el inicio de los ochenta, llevó a cabo performances en las que, una y otra vez, su cuerpo salía al encuentro de la naturaleza (y, poniendo etiquetas, el body art comulgaba con el land art). A la hora de referirse a sus prácticas, ella solía utilizar la expresión cuerpo de tierra: si no su propia figura, sus huellas o su silueta solían incorporarse al paisaje y ardían para la cámara con la que filmaba arcillas locales o pigmentos en polvo y pólvora. Ese deseo de conectar con el entorno natural guardaba relación honda con el de recuperar su tierra natal, que como dijimos se vio obligada a abandonar tras la Revolución cubana, aunque evolucionara en el tiempo y tuviera también que ver con una necesidad de entroncar con unas raíces y una historia: en la zona arqueológica de Yagul desarrolló en 1974 Burial Pyramid, Yagul, Mexico, performance en la que emerge lentamente de debajo de las rocas mientras es grabada su acción, muy breve; deseaba establecer conexiones con la cultura precolombina en un sentido netamente físico y conjugando símbolos de vida y muerte, recordando la creencia precolombina de que el alma perdura en el más allá.

Podemos considerar como eje de su corta trayectoria la serie Silueta (1973-1981), que realizó en diversas localizaciones de Iowa, México y Cuba y cuyos centenares de trabajos ya anticipaban su apertura a muy diversas disciplinas, sobre todo a la fotografía conceptual, y su pretensión de que sus creaciones fueran más allá de las disquisiciones sobre la identidad o el sexo, aunque estos asuntos fueran sus puntos de partida. Es anterior el conjunto Sin título (Glass on Body Imprints) (1972), imágenes que se tomaron en un ámbito privado, no tanto como testimonio directo de una performance, y que nos presentan a Mendieta presionando una pieza de plexiglás contra su cuerpo y su rostro; al hacerlo, sus rasgos devienen grotescos y distorsionados y hacen referencia a estereotipos de género y raciales, recurrentes en su producción de aquel momento, y a acciones semejantes de Bruce Nauman o Vito Acconci.

Otro apartado, no menor, de sus trabajos, comenzado en 1973, tiene que ver con la sempiterna presencia de la violencia y la perturbación que genera allí donde no se la espera: buscaba en las carnicerías vísceras y sangre para componer con ellos esculturas orgánicas que disponía en las aceras de las ciudades, sorprendiendo a los transeúntes; en granjas abandonadas o en su propio apartamento.

No solo eso: el episodio de la violación y asesinato de una estudiante en la Universidad de Iowa le inspiró la realización de Untitled (Rape Scene), pieza a la que la propia Mendieta llamó Retablo de una violación. Invitó a varios participantes de un taller a visitar su casa en una hora establecida; cuando llegaron, encontraron a la artista con las manos atadas, semidesnuda y manchada de sangre, recreando -atendiendo a los hechos narrados por la prensa- lo que la víctima de aquel suceso padeció. No fue la única de sus performances que involucró sangre: ideó varias, a principios de los setenta, en las que reflexionaba sobre otras formas de brutalidad desde la intimidad de su domicilio, y en algunas series fotográficas se conservan las huellas inquietantes de sus movimientos, en las que el fluido rojo se equipara a un pigmento pictórico y también se convierte en metáfora de sacrificio.

Ana Mendieta. Untitled (Rape Scene), 1973. Copyright The Estate of Ana Mendieta Collection y galería Lelong Cortesía MUSAC
Ana Mendieta. Untitled (Rape Scene), 1973. Copyright The Estate of Ana Mendieta Collection y Galería Lelong. Cortesía MUSAC

Entre sus fuentes creativas se encontraban los estudios de la antropóloga Lydia Cabrera sobre la cultura afrocubana: le interesaba su espiritualidad, pero también su intención de generar una obra híbrida en la que fuese posible enlazar performance, naturaleza y fotografía. En sus trece años de andadura, y hasta su muerte temprana a los 36 -de la que fue sospechoso su pareja Carl Andre-, esta autora desarrolló normalmente sus acciones de forma privada frente a una cámara; las documentaba en filmes cortos de tres minutos, rodados en super 8, y en diapositivas de 35mm, y de entre ellas seleccionaba e imprimía copias fotográficas. Para Mendieta, esos documentos constituían caminos alternativos para presenciar su arte.

Varios de ellos forman parte, junto a esculturas, instalaciones, dibujos o pinturas, datados entre 1968 y 1985, de “En búsqueda del origen”, la gran monográfica que el MUSAC leonés dedica a la artista hasta mayo, bajo el comisariado de Álvaro Rodríguez Fominaya, Vincent Honoré y Rahmouna Boutayeb. Esta exhibición, que pudo verse el año pasado en MO.CO Montpellier Contemporain, y que viajará después al Musée des beaux-arts La Chaux-de-Fonds suizo, analiza fundamentalmente sus creaciones y performances planteadas a partir del arte rupestre y los mitos antiguos, terreno propicio para ahondar además en la relación entre lo visible y lo que no lo es, lo efímero y lo constante.

Ocho secciones articulan una muestra que no se ha planteado como retrospectiva, pero que sí supone una revisión del continuo regreso de Mendieta a sus orígenes geográficos y culturales a partir de trabajos emblemáticos y de algunos (trece) inéditos. Subrayan su utilización vibrante del cuerpo, del suyo, para lograr que lo indecible pudiera ser explicado.

Ana Mendieta. Sin título, 1973. Cortesía The Estate of Ana Mendieta Collection y Galería Lelong
Ana Mendieta. Sin título, 1973. Cortesía The Estate of Ana Mendieta Collection y Galería Lelong. Vegap, 2024

 

 

Ana Mendieta. “En búsqueda del origen”

MUSAC

Avenida de los Reyes Leoneses, 24

León

Del 27 de enero al 19 de mayo de 2024

 

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