Cerca ahora de las dos décadas de trayectoria, Almudena Lobera se dio a conocer tras hacerse con uno de los galardones de la convocatoria entonces llamada Tentaciones, de la Feria ESTAMPA, y con dos Premios Nacionales del Museo del Grabado de Marbella, en 2007 y 2009; desde aquellos años, esta artista madrileña, licenciada en Bellas Artes por la Complutense y especializada en diseño gráfico, ha venido abordando en su trabajo el significado y los modos de producción y de percepción de aquellas imágenes que representan fantasías, realidades no visibles o creaciones mentales, producto del inconsciente o de la melancolía. En ese empeño, se ha valido de una iconografía inquietante, ambigua y sugestiva, tanto por su valor estético como por su sentido conceptual: ha utilizado, como referentes o como parte integrante de sus propios trabajos, objetos del pasado, elementos de su entorno, piezas relacionadas con la noción de hábitat… elaborando a partir de ellos composiciones abiertas a lecturas diversas. El espectador deviene ante sus creaciones el “montador”, y se le invita a reevaluar una y otra vez su percepción primera.
Dado que, para Lobera, estamos rodeados de imágenes-cuadro en su sentido tradicional, ella ha optado a menudo por convertir el dibujo en herramienta para expresar de manera directa sus pensamientos, ideas que por intangibles e inconscientes puedan provocar experiencias estéticas con vocación de perturbar.
Hasta el próximo 9 de noviembre podemos visitar la que es su primera exhibición en la sala madrileña Parra & Romero: se llama “Rest” y consta de trabajos en los que ha llevado sus indagaciones sobre la deconstrucción, la reinterpretación y la negación del lenguaje al terreno del silencio, relacionándolo con los códigos de la comunicación no verbal y con la escucha concebida como acto de cuidado, hacia los demás y hacia uno mismo.
El dibujo, y la instalación, la escultura y la performance son los medios en los que ha elegido desplegar presencias silentes, aunque no exentas a veces de connotaciones musicales: Rest es el concepto musical para dicho silencio, en inglés; en las notaciones, equivaldría al término latino Tacet, que se refiere a que una voz o un instrumento continúan presentes en una interpretación, pero sin emitir sonido, una idea que recuerda inevitablemente a la pieza 4’33’’ de John Cage, en la que ese silencio puede acoger múltiples significados. Estos referentes sirven a la artista para establecer diferencias posibles entre formas de silencio: el ligado al descanso y a una ausencia pasiva, y el asociado a una pausa activa en la que caben intenciones. En el mismo arte musical, por ejemplo, el descanso sonoro tiene su propio valor: como el vacío lo tiene en la escultura, un valor estructural, y las piezas de Lobera en esta galería, esas presencias silentes, proyectan voluntades de su autora.
El silencio, por tanto, puede o no implicar descanso, del mismo modo que este último puede o no conllevar silencio, una noción cuyo absoluto, por cierto, es imposible, porque tanto en unos como en otros, los descansos y los silencios, existe un nivel de comunicación extra-musical. Irónicamente, formula Lobera, es el sonido nuestra vía para acercarnos más al silencio completo, como probaría la Transformada de Fourier, la base matemática que posibilita calcular el inverso de cada elemento que compone una onda sonora, dando lugar a su anulación. De este modo, lo que consiguen los cascos de cancelación de ruido es tamizar el sonido ambiente y emitir su onda negativa.
Las piezas de Lobera en “Rest” parecen entroncar con el concepto que en ciertas sociedades orientales, como la japonesa, se da al vacío en todas sus variantes, incluida la sonora: no se le niega su materialidad, frente a la noción occidental que lo asocia a la nada. Aunque es difícil traducir el concepto nipón Haragei -literalmente sería el arte del vientre-, a lo que realmente remite es a la capacidad de decir sin decir, de hacerse entender desde el silencio; en estos países el público no suele quejarse de la ausencia de diálogos en el cine, pues son conscientes de que existen significantes en los instantes en que no hay palabras. En esa supuesta nada se encuentran, potencialmente, todos los sonidos.
Almudena Lobera. “Rest”
C/ Claudio Coello, 14
Madrid
Del 12 de septiembre al 9 de noviembre de 2024
