La primera exposición de este año en la sala Film & Video del Museo Guggenheim Bilbao lleva el sello de la bilbaína Alex Reynolds, que presenta en este espacio destinado al videoarte, las instalaciones audiovisuales y la imagen en movimiento Hay una ley, hay una mano, hay una canción, un proyecto, comisariado por Manuel Cirauqui, compuesto por tres trabajos recientes en los que ha continuado explorando las posibilidades de plasmación de nuestras relaciones y afectos en el medio cinematográfico.
La mano que canta (2021), la obra que ocupa la galería principal, se estrena en esta muestra a nivel internacional: junto a la coreógrafa sueca Alma Södeberg, la artista vasca ha diseñado una trama de imágenes, voces y gestos que se conectan en el tiempo e incluso llegan a mimetizarse en el marco de reacciones en cadena y secuencias que no se cierran. Así, se enlazan la recogida de la corteza del alcornoque en Extremadura, el acto de pelar una naranja ante el fuego o un lavado de manos; una voz, el temblor de unas hojas o el aleteo de un pájaro o el canto de una intérprete y el movimiento de sus manos. Se trata, por tanto, de una pieza libre y poética, que busca recoger lo que se resiste a ser registrado haciendo referencia a todos nuestros sentidos; cuerpos, cámara y paisajes parecen danzar en sintonía.
Del año pasado data la segunda de las obras en la exposición: Palais, que se filmó en el Palacio de Justicia de Bruselas y recorre las instalaciones administrativas de este edificio, construido a comienzos del siglo XIX. Desfilan ante nosotros estancias monumentales, pasillos angostos, oficinas sin uso, paredes con grafitis y ascensores inquietantes; nuestra mirada sigue a una mano que abre puertas, toca paredes y pulsa botones en ambientes que nos resultan perturbadores pero en los que también hay espacio para el humor. Ante el silencio general, adquieren protagonismo los pasos de quien graba y los ruidos de puertas, elevadores, los murmullos a lo lejos…
Por último, Justine, también datada en 2020, consta de un diapasón metálico, de los habitualmente empleados para afinar instrumentos musicales, que vibra en el aire de forma muy sutil. Pero no se trata de un diapasón más: se fabricó a medida para reproducir el tono de voz exacto de una persona conocida por la artista, la mujer que da título a la obra.
Reynolds, que reside y trabaja entre Bruselas y Berlín, viene sirviéndose de instalaciones, textos, fotografías, vídeos y piezas conceptuales para, por un lado, analizar los códigos cinematográficos habituales y, por otro, proponer una redefinición del cine narrativo basada en nuevas visiones de las relaciones interpersonales y también de los elementos básicos de sus trabajos (sonido, ritmo, narración, actuación) y del rol del espectador.
El cine es, en definitiva, su herramienta a la hora de jugar a modificar las estructuras convencionales propias de los relatos visuales y estudiar cómo trabaja nuestra percepción más allá de los límites físicos de la pantalla y de las propias imágenes.
Por la sala Film & Video del Guggenheim, que comenzó a proyectar allá por 2014, han pasado ya Christian Marclay, Ragnar Kjartansson, Fiona Tan, Ken Jacobs, Amie Siegel, Pierre Huyghe, Michael Snow, Javier Téllez, Diana Thater, Allora & Calzadilla, Jusper Just, Jesse Jones y William Kentridge.
Alex Reynolds. “Hay una ley, hay una mano, hay una canción”
Avenida Abandoibarra, 2
Bilbao
Del 19 de febrero al 13 de junio de 2021
OTRAS NOTICIAS EN MASDEARTE: