Hace ya más de quince años desde que el dúo formado por Alegría Castillo Roses y José Antonio Sánchez Piñero, ambos licenciados en Bellas Artes por la Universidad de Granada, inició su trayectoria conjunta: fue en 2009, cuando llevaron a cabo el monumento Homenaje a José Val del Omar, planteando esa escultura como una cámara oscura, una máquina de mirar. Buena parte de sus proyectos, de hecho, han tenido que ver con la experimentación, mediante procesos básicamente escultóricos, con artilugios que remiten a los antecedentes del cine y la fotografía: han creado sistemas y mecanismos ópticos que funcionan como medios de producción e interpretación de la imagen.
Entre sus trabajos fundamentales de largo recorrido se encuentran Prueba de Fuego (2009-2016), una serie formada por once obras que profundizan en la naturaleza germinal de la imagen estática, doblegándola hasta desvelar lo oculto en ella, al carecer de dimensión temporal o narrativa; y Enciclolalia (2014-2022), propuesta centrada en la fenomenología del habla en la que estudiaban lo que se esconde tras el lenguaje, sometiéndolo a ejercicios que hallan el origen de la voz más allá de la garganta, la lengua y los labios, para situarlo entre las manos, el barro y el aire. En unas y otras creaciones se valen de la mecánica, por su carácter elemental y preciso, para planificar la creación de sus piezas desde el rigor: tratan de combinar disciplina y juego, de desplegar su fantasía desde una base coherente.
Hasta el próximo marzo, presentan Alegría y Piñero en el C3A cordobés, el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía, “De ida y vuelta”, un compendio de obras pasadas y recientes en las que han continuado analizando las opciones de representación del lenguaje a partir de materiales escultóricos que buscan liberar de implicaciones simbólicas, expresivas, ligadas a afectos, para concederles nuevas lecturas, otras perspectivas. Entre sus piezas más tempranas en la exposición se encuentran Doner (2016) y Cabezas autoobturadas I y II (2015), que subrayan la posibilidad de percibir duplicidades y sentidos ocultos en todo aparato mecánico, todo componente matérico susceptible de adquirir otra interpretación. En sus palabras, generamos una lista de materias primas, elementales de la escultura: hierro, cerámica, haya… y vamos detectando aquellas que tienen potencial palindrómico, es decir, que pueden leerse en dos sentidos. Detectamos una exclamación en el “hierro”: ‘¡oh, rey!’, y nos invade la necesidad de encontrar esas otras imágenes que se esconden en el cuerpo del lenguaje y que el tropo parece desvelar. Como en una balanza, a un lado vamos colocando los elementos, por ejemplo, napa, hilo macramé, red, roble; y al otro surgen las escenas que serán creadas con estos mismos materiales: el borde remarca, molía pan. En este juego de equilibrios, el lenguaje sometido al tropo busca contrapesos y conjura escenas; cada palabra está por ella y por otra al mismo tiempo; cada material es irremplazable y ocupa su lugar exacto.
Sus indagaciones en lo doble y lo reversible tienen una vertiente lúdica fundamental y parecen remitir por momentos, también, a los trabajos complejos con las palabras de Cortázar, que señaló que un palíndromo es el infierno de la libertad, porque es el lugar donde el sentido se somete a la tiranía de la simetría, pero al mismo tiempo, en ese rigor se desatan las más imprevisibles libertades. Además de reflejar significados, esa figura los altera o multiplica.
A este espacio cordobés ha llegado asimismo Panorama móvil, fruto del trabajo colaborativo de Alegría y Piñero con los usuarios del Centro Ocupacional de La Puebla de Cazalla, enfocado a personas con discapacidad intelectual. Ese trabajo se articula aquí en dos proyectos que abren y cierran el recorrido de la exhibición: el primero es Panorama en tren, una estructura giratoria que ofrece un rollo de tela pintado por ambas caras con escenas sobre las que, en activaciones sincronizadas, se despliegan efectos de luces, sombras chinescas y un archivo sonoro integrado por temas musicales y narraciones propias; la última es Panorama de ida y vuelta, una suerte de espectáculo que se ha creado ex profeso para esta muestra. Al girar en sentido contrario, aquel rollo de tela da pie a una narración diferente, empleo del diorama mediante.
Es un ejemplo más del interés de este dúo de artistas andaluces por acercar principios y finales y señalar las dos caras posibles a contemplar en casi todo: un palíndromo es una inversión donde el sentido retorna a su punto de partida, pero en el retorno, algo ha cambiado; no es solo un espejo, sino una alteración de la simetría que revela nuevas posibilidades dentro de lo repetido, apuntó Gilles Deleuze.
Alegría y Piñero. “De ida y vuelta”
C3A. CENTRO DE CREACIÓN CONTEMPORÁNEO DE ANDALUCÍA
C/ Carmen Olmedo Checa, s/n
Córdoba
Del 27 de septiembre de 2024 al 9 de marzo de 2025
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