Agustina Otero, un círculo con horizonte

Agustina Otero, escultora leonesa nacida en 1960 y formada en la Escuela Massana de Barcelona, y también en talleres en Florencia, Carrara y Pietrasanta (Italia), es una de las protagonistas del verano expositivo en Navarra. El Museo Oteiza de Alzuza (hasta el 24 de noviembre) y el Polvorín de la Ciudadela de Pamplona (hasta el 29 de septiembre) presentan el proyecto “El Horizonte del círculo”, dedicado a los estudios que esta autora llevó a cabo en torno al busto humano como materia, forma y elemento simbólico y cultural de representación artística.

La exhibición del Museo Oteiza se centra en su tratamiento plástico de la cabeza en la escultura, mientras que la del Polvorín de la Ciudadela acoge trabajos sobre papel (collages y dibujos) que Otero ha llevado a cabo en el último año. En una y otra podremos adentrarnos en las investigaciones que han llevado a la artista desde la cabeza-masa hacia una concepción más abierta y esencial, y por último circular, de este elemento del cuerpo, tomando el horizonte como referencia metafórica constante.

A Alzuza han llegado un conjunto de cuarenta y dos esculturas en formatos diversos y materiales como la piedra, el hierro, el barro y el yeso, que en sus manos se abren a diferentes posibilidades significativas; se fechan a lo largo de dos décadas y dan cuenta de la evolución de sus indagaciones en torno a ese motivo único de la cabeza, en el que Otero ha confesado encontrar un potencial inagotable. Frente a su compañero de salas, Oteiza, la artista dice trabajar más con la intuición y la emoción, y desde un silencio meditativo.

El montaje de la muestra, concebido específicamente para la ocasión, propone el diálogo de dos grandes conjuntos escultóricos sobre amplias plataformas, y ha tenido muy en cuenta la relación de las piezas con las entradas de luz natural, buscando que esa luminosidad cause en el espectador el efecto de que los materiales pueden elevarse desde su más básica condición física. El propósito ha sido el de dar lugar a “un acontecimiento escultórico en el contexto de la sala, generando un espacio propio expandido, en el que las esculturas se relacionan y dialogan de manera particular”.

En Pamplona, entretanto, tenemos ocasión de apreciar trabajos en acuarela, carboncillo, tinta litográfica, pastel y sanguina, que se complementan con tres esculturas de hierro y media docena de collages en madera. Varias de estas creaciones formaron parte del proceso de alumbramiento de las esculturas que nos esperan en Alzuza; otras se han creado para este proyecto, entre ellas un gran dibujo mural que estructura la instalación y cuyas formas remiten a la visión de la leonesa del origen del mundo y su evolución: se trata de círculos, líneas y colores que componen un mosaico de cabezas que dialogan con espacios en blanco. Las tres esculturas integradas en el recorrido en la capital navarra pueden interpretarse como dibujos en tres dimensiones, como desplazamiento de un plano no en papel, sino en hierro.

Ambas exhibiciones se completan con la publicación de una monografía que cuenta con textos del escritor Ramón Andrés, el poeta Luis Garde y el historiador y crítico de arte José Javier Fernández. Otero y Garde, por cierto, participarán en un encuentro con el público el próximo 14 de septiembre: a las 11:00 horas en la Ciudadela de Pamplona y a las 12:30 en el Museo Oteiza. Es necesaria la inscripción en el teléfono 948.332074 o en el correo recepcion@museooteiza.org.

Agustina Otero. El horizonte del círculo. Museo Oteiza
Agustina Otero. El horizonte del círculo. Museo Oteiza

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