3-EN-UNO

Hace unos meses os hablamos en masdearte de D-Espacio, un espacio expositivo permanente alojado desde el mes de marzo en CentroCentro y dedicado al diseño contemporáneo. En él se presentan, bajo el comisariado de Ana Domínguez Siemens, exposiciones temporales que analizan las temáticas y desafíos más comunes en el ámbito del diseño hoy a nivel internacional con el objetivo de agitar debates, plantear preguntas y también posibles soluciones.

La última muestra en D-Espacio abrió sus puertas en la tercera planta de CentroCentro ayer y, bajo el título de “3-En-Uno. Diseñadores, productores & emprendedores”, nos ayuda a entender la labor de quienes, motivados por la demanda del público, el interés por los procesos de trabajo artesanales, la pulsión de trabajar con las manos, el gusto por la experimentación o, para qué negarlo, la crisis, decidieron lanzarse a la creación de soluciones de diseño personales controlando, tanto la elaboración de sus productos, como su marketing, venta y promoción, actividades que (en esto sí) se han visto favorecidas por las redes sociales y también por la consolidación de modos de producción precisos y de calidad que no requieren de grandes tiradas.

Los inconvenientes de autoproducirse son evidentes, sobre todo en lo relativo a capitalización y acceso a la tecnología, pero también son muchas las ventajas: se controlan las decisiones, calidades, costes, velocidades y desarrollos; pueden realizarse estimaciones muy precisas de los recursos disponibles (materiales locales la mayoría de las veces) y el ingenio de cada cual tiene pocas trabas.

Las piezas hablan de sus creadores, de sus manos y de los mensajes que desean transmitir, una cualidad casi nunca presente en los trabajos a escala industrial

A todo ello hay que sumar el ineludible aspecto emocional, un valor clave en el caso de los diseños autoproducidos tanto para los compradores, que cada vez lo valoran más, como para los propios diseñadores: las piezas hablan de sus creadores, de sus manos y de los mensajes que desean transmitir, una cualidad casi nunca presente en los trabajos a escala industrial.

La autoproducción tiene también puntos positivos importantes de cara al conjunto de la sociedad: se crean y diversifican empleos, se revitalizan oficios caídos en el olvido y se reactiva el consumo de productos locales.

Si os acercáis a CentroCentro podréis ver obras de Loris & Livia, Peter Marigold, Óscar Díaz, Sebastian Bergne, Pedro Feduchi, Tom Dion, Paul Cocksedge, Álvaro Catalán,  Andreu Carulla,  Cristian Zuzunaga, Mecedorama,  Michael Anstassiades, Sebastian Cordoleani, Michael Marriott, Claesson Koivisto Rune, Gabriele Pezzini, Martino Gamper, Eyal Burstein, Simon Hasan, Cristian Montesinos, Valentín Garal, Jordi Canudas, Ciszak Dalmas, Clemens Auer, Raúl Laurí, Studio Drift y Martín Azua.

La gran pregunta la podréis vaticinar muchos: ¿es posible trabajar con pasión y libertad cuando se depende económicamente del propio negocio?