...Y el tiempo se hizo
CENTRO DE ARTES VISUALES FUNDACIÓN HELGA DE ALVEAR
Calle Pizarro, 8
Cáceres
Del 25 de abril de 2015 al 31 de enero de 2016
Pinturas, esculturas, fotografías, videoinstalaciones, dibujos, serigrafías y collages para dar forma a un tiempo que en la vida moderna parece escapársenos de las manos como agua entre los dedos y que percibimos de manera notablemente distinta gracias -o por culpa- de las nuevas tecnologías y del bombardeo informativo. El Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear de Cáceres abrió, el pasado 25 de abril, la muestra colectiva compuesta por trabajos de sus fondos “…Y el tiempo se hizo”, que pretende examinar cómo los artistas actuales han revisado y hecho suya la representación del tiempo tratando de ir más allá de un presente dominante, de un aquí y ahora marcado por el peso de los acontecimientos de actualidad rabiosa, para subrayar el vínculo inevitable del tránsito constante de las horas con la construcción de las personalidades y con posibilidades de experimentación tanto políticas como poéticas.
La exposición, que cuenta con trabajos de artistas como Franz Ackermann, Eija-Liisa Ahtila, John Baldessari, José Pedro Croft, Philiph Lorca DiCorcia, Rineke Dijkstra, Olafur Eliason, Hans-Peter Feldmann, Sylvie Fleury, Hamish Fulton, Rebecca Horn, Martin Kippenberger, Imi Knoebel, Gordon Matta-Clark, Tracey Moffat, Yasumasa Morimura, Mabel Palacín, Gerhard Richter, Ugo Rondinone, Cindy Sherman, Hiroshi Sugimoto, Fiona Tan o Jane & Louise Wilson, plantea como el tiempo, por naturaleza huidizo y mensurable sólo en apariencia, ha alcanzado en las representaciones artísticas y en nuestras concepciones mentales una dimensión histórica, social, individual o afectiva gracias al valor emocional, simbólico o incluso político que le hemos concedido; un valor emocional, y por tanto subjetivo, que explica que haya podido representarse, proyectarse y ser percibido de infinitas formas.
“…Y el tiempo se hizo” pretende examinar cómo los artistas actuales han revisado y hecho suya la representación del tiempo tratando de ir más allá de un presente dominante
Las 68 obras que integran “…Y el tiempo se hizo”, comisariada por María Jesús Ávila Corchero, han sido escogidas por incorporar, de manera explícita o implícita, como recurso evidente o de carácter metafórico, una dimensión temporal que se completa con la que les confiere el formar parte de la Colección Helga de Alvear y de la trayectoria como coleccionista de esta galerista.
La exposición se organiza a partir de cuatro núcleos: El presente del artista, materia prima, que agrupa obras que convierten lo cotidiano o en único o en desechable y que a su vez incorporan visiones críticas de nuestro contexto socioeconómico y de su influencia en nuestra experiencia del tiempo; Invocaciones, compuesto por trabajos que aprovechan el potencial icónico de las imágenes para cuestionar el porqué de la hegemonía de ciertas historias frente a la caída en el olvido y en la invisibilidad de otras (en palabras de la comisaria, la imagen retemporaliza el pasado para dar significado al presente, dejando expuesta su naturaleza de bloque temporal atado a las condiciones y circunstancias del devenir); Los pliegues del tiempo, en relación a los mecanismos de la imagen para hacerlo perceptible, estratificarlo o cinematizarlo, y por último Trascender el instante, apartado formado por obras cuyos autores han buscado seleccionar y extraer instantes de sus secuencias para subrayar cómo lo instantáneo ha devenido productor de su propia temporalidad y explorador de las políticas de representación.
Esta muestra puede visitarse hasta el 31 de enero de 2016, y en paralelo, hasta el 10 de enero, podemos contemplar, también en el Centro Helga de Alvear, una exhibición monográfica dedicada al fotógrafo barcelonés Jorge Ribalta. Repasa sus últimos cinco años de trayectoria a partir de tres series: Laocoonte salvaje (2010-2011), Scrambling (2011) e Imperio (o K.D.) (2013-2014), esta última producida expresamente para la exposición. Ribalta estudia en ellas los mecanismos que han permitido la construcción y la perpetuación del mito del monumento.
Ribalta cree en la capacidad de la fotografía para traducir y reflejar ideologías abstractas en sensaciones concretas y demuestra su convicción de que este medio conserva intacta su capacidad para la observación y análisis.
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