Hemos conocido exposiciones dedicadas a explorar las relaciones entre arte y danza (en Haus der Kunst, en 2011) a analizar la presencia de esta disciplina en la producción de las vanguardias rusas (en el Thyssen, también aquel año); muestras dedicadas a Diaghilev y sus ballets (como la itinerante que en 2012 llegó a CaixaForum) o a la historia de la representación del movimiento (este mismo, año en el Louvre).
El Centro de Arte Dos de Mayo da una vuelta de tuerca más y el 16 de septiembre abre al público “Una exposición coreografiada”, una muestra comisariada por Mathieu Copeland, célebre internacionalmente por buscar subvertir en sus propuestas el rol habitual de las exposiciones y el del público. Constará solo de movimientos, porque reunirá piezas coreografiadas concebidas específicamente para esta exhibición por artistas, músicos y coreógrafos internacionales: Cecilia Bengolea, Jonah Bokaer, Tim Etchells, Karl Holmqvist, Jennifer Lacey, Roman Ondák, Michael Parsons y Michael Portnoy.
¿Qué encontrará entonces el espectador que se acerque al Centro Dos de Mayo hasta el 15 de octubre, fecha en la que se clausurará la muestra? Tres bailarines (se turnarán Joaquín Abella, Pablo Durango, Amalia Fernández, David Herraez, Inma Marín, Lara Ortiz, Patricia Roldán y Tania Arias Winogradow) que pondrán su cuerpo y su oficio, sus gestos y movimientos, al servicio de las partituras y las instrucciones de esos creadores. Ellos ocuparán con su danza constantemente los espacios de la exposición en el horario en que esta permanece abierta, con el fin de invitarnos a reflexionar sobre las posibilidades que puede ofrecer la organización de una muestra en un museo a partir de una sucesión de coreografías establecidas: con cuerpos, partituras, el tiempo, el espacio, la danza y la memoria como elementos constitutivos de un proyecto expositivo. La importancia de la memoria viene dada porque, finalmente, lo único que quedará de esta muestra será el recuerdo.
Esta iniciativa la coproduce el CA2M de Móstoles junto a la Kunsthalle de St Gallen, en Suiza, y la Ferme du Buisson de Noisiel, en Francia, centros estos donde la exhibición coreografiada pudo disfrutarse en 2007 y 2008. En este caso, su planteamiento se ha ampliado y modificado para adaptarse a su nuevo espacio, buscando ganar significados.
Sobra decir que la relación entre muestra y espectador se distancia por completo del esquema tradicional: dada la ausencia de luces que generen dramatismo, de decoración e incluso de música, nuestra atención se dirigirá en exclusiva hacia los bailarines, su dinamismo y su gestualidad: sus pasos y expresividad facial serán los que compongan un continuum abstracto de formas en el espacio.
Además, ya no seremos los visitantes quienes nos desplacemos en torno a las obras, sino que estas (los danzantes) lo harán en torno a nosotros, obligándonos, entonces sí, al movimiento, a cambiar permanentemente nuestra posición para adaptarnos a sus giros impredecibles.
La fuerza de esta exposición no será por tanto objetual, ni siquiera física, sino inmaterial: la experiencia efímera lo será todo, aunque… acompaña este proyecto de Copeland la edición en español, a cargo del CA2M, del libro “Coreografiar exposiciones”, que se ha planteado como manifiesto y como antología. Hablan en él de danza y museos Kenneth Anger, Jérôme Bel, Julien Bismuth, Giovanni Carmine, Boris Charmatz, Mathieu Copeland, Tim Etchells, Barbara Formis, Maite Garbayo Maeztu, Kenneth Goldsmith, Amy Greenfield, Abbie Hoffman, Karl Holmqvist, Pierre Huyghe, Myriam van Imschoot, Jennifer Lacey, Leclubdes5, Franck Leibovici, Pablo León de la Barra, André Lepecki, Alan Licht, Raimundas Malašauskas, Loreto Martínez Troncoso, Malcolm McLaren, Gustav Metzger, Lilo Nein, Phill Niblock, Hans Ulrich Obrist, Michael Parsons, Julie Pellegrin, Mickaël Phelippeau, Claude Rutault, Manuel Segade, Irena Tomažin y Catherine Wood.
“Una exposición coreografiada”
CA2M. CENTRO DE ARTE DOS DE MAYO
Avenida Constitución, 23
Móstoles
Del 16 de septiembre al 15 de octubre
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