En octubre de 2015, el Museo Nacional del Prado aceptó la donación con derecho de usufructo de sir John Elliott, hispanista británico que fue Patrono de Honor del Real Patronato del Museo y falleció en 2022, de un retrato de busto que representa al Conde duque de Olivares, poderoso valido de Felipe IV, uno de los personajes en los que el mismo Elliott centró sus estudios sobre la historia española de la Edad Moderna (y protagonista de uno de los mejores retratos ecuestres de Velázquez, en el mismo centro).
Esta pieza forma parte de un conjunto del que se han identificado más de seis de pinturas que derivarían del mismo original conservado en el Museo del Hermitage, y de todas ellas, esta es la más cercana a la composición de la primera, la que se cree que posee mayor calidad y que también fue fruto de un desarrollo pictórico más espontáneo.
Este tipo de réplicas fueron frecuentes durante la época en que Velázquez trabajó como retratista cortesano y respondían a la enorme demanda de imágenes que se generaba en torno a los miembros de la familia real y del primer ministro. Dada la necesidad de velar por el decoro y la calidad de esas imágenes del rey y de su valido, se consideró pertinente, para ejercer este control, encargar el mismo al pintor de cámara, que empleó su taller como instrumento para propagar imágenes que resultasen iconográficamente adecuadas y técnicamente excelentes, a menudo inspirándose muy directamente en originales del sevillano.
Se enriquece, así, la iconografía del Conde Duque en las colecciones de la pinacoteca madrileña.
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