Vacaciones en el mar
GALERÍA BAT ALBERTO CORNEJO
C/ María de Guzmán 61 28003 MadridEsta es una exposición que resulta llamativa nada más entrar por la puerta de la galería. Si bien a algunos les sorprenderá el choque estacional, nos referimos sobre todo a la fuerza del color, del rosa y del turquesa, que es ya un signo de identidad en la pintura de Rubén Martín de Lucas, y al impacto que causa el fenómeno de masas en determinados entonos vacacionales, como queda perfectamente reflejado en el conjunto de obras que integran esta exposición en la galería BAT. En “Vacaciones en el mar”, título tan evocador como confuso, Martín de Lucas vuelve a poner de manifiesto su interés por el paisaje y por analizar cómo se habitan los espacios y la manera en la que nos relacionamos con ellos, como ya tuvimos ocasión de ver hace unos meses en su muestra “Stupid borders”.
Este proyecto surge de una experiencia personal del artista durante unas vacaciones en la costa española y de su afán por visibilizar una situación que le impactó y le fascinó al mismo tiempo. En él aborda los flujos migratorios hacia la costa en verano. No se trata en ningún caso de una crítica directa a este fenómeno sino de su necesidad de hacerlo visible y dejar abierta una reflexión. Este movimiento mimético y masivo de las multitudes a destinos que se han puesto de moda de una forma azarosa, así como los propios cambios urbanos experimentados por estos lugares, que ven cuadriplicada su ocupación en cuestión de días, tienen consecuencias sobre el paisaje, que en definitiva es lo que quiere analizar al artista: “Me interesa el fenómeno, a nivel demográfico y sociológico, que surge a raíz del boom inmobiliario en la costa Mediterránea. Me llama la atención que una gran masa poblacional que vive todo el año en la ciudad, se desplace para pasar sus días de relax y descanso en otra localidad también masificada. Si uno se aleja un poco y lo observa con cierta distancia, el fenómeno no es muy distinto a las migraciones de flamencos o sardinas en las que el individuo busca el abrigo del grupo. Con un toque más kitsch desde luego, pero parecido al fin y al cabo. Y esta peculiar migración me parece fascinante, tanto a nivel sociológico como a nivel visual, con un catálogo de situaciones tan alucinantes como divertidas”.
La exposición recoge una serie de piezas de diferentes formatos, que componen varios conjuntos discursivos que llevan por título “Movimientos”, “Recuentos”, “Masas” y “Situaciones”, y en las que ha usado la técnica de fotografía intervenida. En cada uno de los grupos el artista trata algún aspecto de este fenómeno, desde la progresiva ocupación de las playas, hasta escenas variopintas de personajes y elementos protagonistas de este fenómeno, todo ello plasmado con una plasticidad que se sitúa a medio camino entre el estudio demográfico y la caricatura social.
Os recomendamos no dejar de ver el vídeo de “Movimientos”, que es realmente una de las piezas más potente de la exposición. A través de un time lapse vemos llenarse la playa desde primera hora de la mañana. En él el audio (de Víctor Ferreiro, artista sonoro con quien ya trabajó en “Stupid Borders”) juega también un papel protagonista porque consigue sacarte del entorno y observar las imágenes desde fuera.
El humor hace su aparición en varios momentos a lo largo de la exposición, pero donde quizás se hace más patente es en “Recuentos”, con la numeración de todas las personas que aparecen en escena, desde el primer plano de la playa hasta las que se disuelven en el horizonte. Por su parte, en “Situaciones” encontramos también curiosas imágenes que hacen referencia a situaciones o consecuencias derivadas de ese fenómeno de masas, por ejemplo obras en las que toda presencia humana se ha tapado y solo quedan las colchonetas; o las dedicadas a los toldos de los edificios, en las que descubrimos un sugerente componente poético y musical. Entre las de esta serie atrapa una imagen que destaca por la ausencia de color o mejor dicho por el predominio del color blanco. Habla de una día de viento, uno de esos pocos momentos en los que casi no hay bañistas pero en los que la playa sigue colonizada por sillas y sombrillas cerradas, a la espera de que cese el viento y vuelva la marea (humana).
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